¿Quién dijo que los maniquíes son estáticos? Estamos acostumbrados a verlos por las calles hieráticos, impasibles, impertérritos, atemporales, como si con ellos no fuera el paso del tiempo. Inhumanos, en general.
Por eso, una de las más impactantes ideas para decorar escaparates es cambiarles de postura, cuanto más extraña, distinta, provocadora y, en definitiva, humana, mejor. Se trata de darle movimiento a nuestra zona expositiva y hacer que el viandante se pare como efecto del “shock visual” que le produce esa diferencia respecto al resto de escaparates de la calle.
Boca arriba, boca abajo, suspendidos del techo, en caída libre, bailando o en cuclillas, cualquier postura es buena para crear ese efecto dinámico que buscamos. Por supuesto, el tipo de producto a exponer condicionará la postura del maniquí en el proyecto de diseño del escaparate… Si vendemos zapatos, podremos colocarlos boca abajo para dejar los pies a la altura de los ojos, si vendemos sombreros podemos ponerlos de rodillas o haciendo gestos entre ellos como si estuvieran conversando… De nuevo es la creatividad del escaparatista la que puede marcar la diferencia.
Vía: Decofilia
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