Ubicado en segunda línea de mar, en uno de los pueblos de la costa brava, Cadaqués, nos encontramos con una vivienda de tres plantas y 150m² que acaba de adquirir una nueva vida, gracias al equipo de arquitectos de Liebman Villavecchia.
Al este el mar, al oeste la montaña, paisajes que parecen colarse en cada una de las estancias. Paz, tranquilidad y sol, mucho sol, que llega a todos los rincones de la vivienda, para hacer más vivible el día a día.
Arquitecto: Liebman Villavecchia
Fotografía: Michael Moran
Fotografía: Michael Moran
Clara organización
La distribución se plantea de manera ascendente. Desde el acceso, en las dos primeras plantas encontramos las tres habitaciones y una sala de estar para las ocasiones más íntimas, y tras subir las escaleras y llegar a la última planta, se ubican la segunda sala de estar y la cocina – comedor. La lógica es sencilla, ubicar la zona de día en lo más alto con una planta abierta al exterior en la que mire donde mire el paisaje le deja embaucado, todo un placer visual.
Innovando y manteniendo el espíritu
La manera de entender el proyecto es sencilla; se quiere realzar la nueva intervención, sin olvidar la importancia que tiene la vida y el alma del edificio. Así que se da paso a eliminar lo superfluo y a mantener lo que suma, la fantástica bóveda de arista de la planta baja o los muros de piedra del jardín.
De esta manera aparecen soluciones innovadoras, debidas a nuevas formas de vida, que se mezclan con técnicas constructivas del pasado, y de la necesidad de evolucionar nace la posibilidad convivencia entre pasado y futuro.
Organice y de carácter
“Lo que suma debe permanecer” eso pensaban los arquitectos, y así lo reflejaron en la vivienda. Es evidente que debían mantener la bóveda de arista, situada en el salón de la planta baja. Es un elemento que además de abrazar el salón más privado, organiza un espacio de dimensiones reducidas, nos habla de la historia y el carácter de la construcción.
Reinterpretando clásicos
La cocina es pequeña, sí, pero en ese reducido espacio tiene todo lo necesario. Almacenaje, electrodomésticos y mucho color. El mobiliario en color gris y la madera de los armarios combinan con el fantástico mármol blanco de la encimera y del panel de pared. Además comparte espacio con la mesa del comedor que acompaña las comidas y cenas con la vegetación y serenidad del jardín exterior.
Pasado y futuro suman
Con este proyecto, Liebman Villavecchia, han sabido rescatar la belleza y funcionalidad original de la construcción, para fusionarla con nuevos elementos, necesarios para un estilo de vida contemporaneo, y que juntos creen un sistema armonioso e integrado al entorno.
Además de mantener elementos característicos, se reinterpretaron espacios originales. Y así es como del antiguo depósito de agua de la vivienda, se convierte en una habitación más, que da como resultado una habitación a medio camino entre una cueva, impresionante.
¿Y la luz? “fácil”: Se abre un patio central que, además de dar luz al resto de las habitaciones, muere en el techo del antiguo depósito (ahora habitación) iluminando por completo la estancia, para conseguir una iluminación y ventilación óptima.
Habitaciones mirador
Si continuamos subiendo, en la planta intermedia encontramos las otras dos habitaciones; se ha conseguido volcar cada estancia al exterior, para que además en su función de espacios que proporcionan intimidad y seguridad, les sume la característica de mirador. Por una parte dan al mar, y por la otra se iluminan y ventilan gracias al patio que se construyó en la fachada posterior.
El esquema es el mismo en las tres habitaciones, una envolvente sencilla, de color blanco y sin ningún tipo de elemento decorativo, para que lo único que importe sea lo que engloba cada estancia.
Un espacio para las cuatro estaciones
Llegados a la tercera y última planta, el espacio se entiende como una unidad. Conviven en el mismo plano, salón y cocina-comedor, con salida al exterior por los dos extremos.
La principal atracción del salón, liberado de todo tipo de lujo superfluo, es la terraza que nos lleva al mar de Cadaqués, un sitio ideal para las reuniones en verano. Pero, también se ha pensado en los días de invierno, una chimenea de color negro reclama su presencia, y su utilidad para caldear los días invernales.
La cocina es pequeña, sí, pero en ese reducido espacio tiene todo lo necesario. Almacenaje, electrodomésticos y mucho color. El mobiliario en color gris y la madera de los armarios combinan con el fantástico mármol blanco de la encimera y del panel de pared. Además comparte espacio con la mesa del comedor que acompaña las comidas y cenas con la vegetación y serenidad del jardín exterior.
Exposición al aire libre
A pesar de su estado actual, nada nos hace suponer, que antaño éste era un jardín excesivamente inclinado e intransitable. Gracias a la labor de los arquitectos, ahora se ha convertido en un lugar de exposición botánica, que invita a pasar todo tipo de momentos, por mucho que al otro lado de la vivienda tengamos el mar.
En este jardín se han mantenido los muros de piedra originales y al final y en el punto más alto, se ha construido un mirador, para contemplar parte de la Costa Brava.
A pesar de su estado actual, nada nos hace suponer, que antaño éste era un jardín excesivamente inclinado e intransitable. Gracias a la labor de los arquitectos, ahora se ha convertido en un lugar de exposición botánica, que invita a pasar todo tipo de momentos, por mucho que al otro lado de la vivienda tengamos el mar.
En este jardín se han mantenido los muros de piedra originales y al final y en el punto más alto, se ha construido un mirador, para contemplar parte de la Costa Brava.
Pasado y futuro suman
Con este proyecto, Liebman Villavecchia, han sabido rescatar la belleza y funcionalidad original de la construcción, para fusionarla con nuevos elementos, necesarios para un estilo de vida contemporaneo, y que juntos creen un sistema armonioso e integrado al entorno.
Para más información visiten: Liebman Villavecchia
Vía: Habitissimo
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