Un diseño interior cálido y unificador describe los interiores de esta vivienda ubicada en Bagà, una localidad de la provincia de Barcelona, que fue reformada íntegramente para transformarla en un espacio funcional y confortable, donde la nueva distribución ha servido para aprovechar al máximo los 69 m2 de su superficie.
Explican desde el Estudi de disseny Agustí Costa, autor del proyecto, que “el interiorismo también debía ser memoria puesta al día”. Por ello, la proximidad al Pirineo se hace evidente con el uso de algún material -principalmente madera- que “acerca el proyecto al imaginario colectivo del contexto pre pirenaico donde se encuentra”.
La vivienda está situada en la segunda planta de una casa de planta baja más tres pisos, construida hace unos 35 años. Con la reforma, el piso ha pasado a tener dos dormitorios (antes 3), la cocina abierta, el baño de mayor tamaño y los espacios se relacionan mediante sistemas transformables y luminosos.
El proyecto mantuvo la separación entre la zona de día y la de noche, pero ganó m2 útiles y consiguió un aprovechamiento más racional del espacio, cambiando la concepción del vestíbulo existente, funcionalmente activo y físicamente semi-integrado en el salón, y reabsorbiendo el poco aprovechado pasillo que daba acceso a las tres habitaciones y al baño originales.
El nuevo espacio sin pasillos resulta mucho más fluido y amplio. El actual distribuidor central, que comunica entrada, cocina, baño y dos dormitorios, dispone de tres amplias puertas correderas que dan entrada en un mismo espacio a las habitaciones y al baño. “Un simple movimiento y las puertas desaparecen mostrando todo el espacio. Un movimiento en sentido contrario y las habitaciones recuperan la privacidad”.
En la zona de día, el mobiliario de la cocina, que tiene unas reducidas dimensiones, se prolonga hasta el comedor. Su diseño discreto y neutro permite esta jugada que desdibuja los límites entre ambas estancias. El resto del espacio está ocupado por la sala de estar que disfruta de la chimenea.
En la zona de noche, los dormitorios han ganado espacio al repartirse la antigua habitación que quedaba entre ambos. Los armarios integran una hornacina de madera y cristal con luz que rompe la uniformidad de las puertas sin tiradores en el mismo color blanco que las paredes.
También el baño ha ganado mucha superficie y luz al cambiar la situación de los sanitarios y disponer de dos paredes de vidrio. La ducha ha sido revestida de vinilo, especial para zonas húmedas, en un alegre color naranja.
Por último, la galería, donde la antigua puerta de aluminio ha dejado paso a otra de madera con una hoja metálica blanca, se ha convertido en un acogedor rincón, donde la silla Toledo Aire y una repisa de madera invitan a relajarse a cualquier hora del día.
Para más información visiten: Agustí Costa
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