Casa Camper Barcelona cumple diez años. Se renueva y se amplía; con más habitaciones y suites, una nueva terraza con vistas al Raval y el nuevo Club Dos Billares, proyectado de nuevo por Fernando Amat y Jordi Tió. Ampliado gracias a la renovación del edifico anexo, el modelo reproduce el formato de hotel el humor y el cariño por los detalles de la firma Camper.
Casa Camper Barcelona se inauguró en 2005 con la intención de trasladar el espíritu y los valores de Camper al mundo de la hostelería, conviertiéndose en uno de los primeros hoteles del mundo donde se ofrece el lujo más contemporáneo: el de la simplicidad. Es un lugar diferente, funcional y atractivo, con un toque de humor mediterráneo, que invita al descanso, a prescindir de las prisas y a abrazar una vida más sana. Ahora, diez años después se renueva y se amplía, ocupando el edificio anexo, y suma un nuevo aliciente: el club Dos Billares, diseñado por Fernando Amat y Jordi Tió.
“Todos los hoteles del mundo deberían renovarse y reinaugurarse cuando han cumplido sus diez primeros años,es un compromiso con la calidad”, explica Fernando Amat. “De la experiencia acumulada durante diez años de gestión en Barcelona y otros cinco en el hotel de Berlín, se pueden aprender muchas cosas que permiten mejorar. En este caso se han ganado 15 nuevas habitaciones, y 5 de ellas son suites. Después de pensarlo mucho decidimos que era mejor tener menos habitaciones pero con más superficie…”
Cada una de las nuevas habitaciones tiene una media de 40 metros cuadrados, espacios separados para ducha y bañera, cama de 2 x 2 metros, y tres balcones con vistas al exterior. Los materiales y el mobiliario empleado en esta ampliación son los mismos del hotel Casa Camper Berlín, más cálidos que los de Barcelona. “Hay dos estilos en el mismo hotel. Y los dos son Camper…” señala Amat.
La terraza del último piso duplica ahora su superficie. El doble de espacio y más vistas hacia el barrio del Raval, con su mezcla de arquitecturas y la silueta de la montaña de Montjuïc al fondo. Un lugar con sabor mediterráneo para desayunar al aire libre o tomar un tentempié, para tomar sol y disfrutar de la nueva y singular zona de aguas, bautizada como “ducha nudista”.
El restaurante Dos Palillos
En los bajos del hotel se ubica el restaurante Dos Palillos, dirigido por Albert Raurich, quien fuera jefe de cocina de El Bulli de 1999 a 2007. Su propuesta combina la filosofía de las tapas españolas con la gastronomía asiática, y obtuvo una estrella Michelin en 2012. El diseño, también de Fernando Amat y Jordi Tió, tiene una puesta en escena cargada de ironía: la entrada recrea un bar típico, casi vulgar, como los que todavía se pueden encontrar por alguna esquina de la ciudad. Al fondo, tras una cortina, se esconde un segundo espacio que acoge una refinada barra asiática donde uno es servido por los propios cocineros.
Por ejemplo, junto a la recepción encontramos el Tentempié, un servicio exclusivo para clientes que sustituye al clásico minibar de las habitaciones. Sin horarios, sin facturas y gratuito para los huéspedes. Un office donde en cualquier momento del día se puede encontrar una bebida, una pieza de fruta, un yogur, un sándwich o una buena ensalada, para tomarlos tranquilamente en las mesas, en la habitación o en la terraza, ahora también ampliada, disfrutando del sol y de las magníficas vistas sobre la ciudad y el barrio del Raval, con su mezcla de razas, culturas y arquitecturas.
Nuevo club con sabor british
A esta oferta se suma ahora el nuevo club Dos Billares, abierto también al público con acceso directo desde la calle. En su interior hay dos magníficos billares (de pool americano), como los que siempre hubo en Barcelona y que ahora están desapareciendo, además de una barra y un buen número de confortables sillones orejeros.
“En las paredes he colocado unos esbozos de mi propiedad que se hicieron para la revista Papitu, varios originales que el pintor José María Prim hizo para el proyecto de un bar en los años 60 y unos dibujos de gallos de Miguel Serrano” explica Amat. No hay sillas ni mesas de bar, sino mesitas para jugar al ajedrez o el dominó. Tampoco hay demasiada luz. Es un ambiente deliberadamente oscuro. Tiene un diseño diferente al del hotel y el restaurante, pero el mismo sello de Amat cuando recrea espacios que se caracterizan por la paz estética.
Cada cliente, un invitado…
En Casa Camper todo está pensado para que el cliente se sienta como en casa. La puerta del vestíbulo está siempre cerrada, para velar por la privacidad. Un rótulo dice ‘solo clientes’. Se abre con la llave de la habitación. Es la primera pista de que estamos en un hotel diferente. Otro rótulo indica dónde podemos apagar nuestro último cigarrillo. Porque entramos en un lugar donde los mensajes tienen un destacado protagonismo. Siempre es recomendable, y divertido, leerlos.
Por ejemplo, junto a la recepción encontramos el Tentempié, un servicio exclusivo para clientes que sustituye al clásico minibar de las habitaciones. Sin horarios, sin facturas y gratuito para los huéspedes. Un office donde en cualquier momento del día se puede encontrar una bebida, una pieza de fruta, un yogur, un sándwich o una buena ensalada, para tomarlos tranquilamente en las mesas, en la habitación o en la terraza, ahora también ampliada, disfrutando del sol y de las magníficas vistas sobre la ciudad y el barrio del Raval, con su mezcla de razas, culturas y arquitecturas.
En las habitaciones, el armario es abierto, para encontrar más fácilmente las cosa. No hay moqueta en suelo (la higiene cuenta) y se han eliminado las colchas de las camas y desarrollado un sistema para que cada cliente encuentre el cabezal recién lavado antes de usarlo. El agua de la ducha se depura sin ningún tratamiento químico y se reutiliza para la descarga del inodoro. Gracias a este doble uso, el consumo de agua se reduce casi en un 50%. Para calentarla se utiliza energía solar. Es diseño funcional con conciencia ecológica.
Y hay muchos otros pequeños detalles. Como el homenaje al colgador shaker, diseñado hace más de cien años, que recorre toda la habitación. Tiene muchos espacios libres para dejar las bolsas cuando llegamos, o la ropa cuando nos desnudamos. Puede colgarse casi todo: una lámpara portátil, para colocarla allá donde se necesite; una escalera plegable para poder guardar la maleta en el estante superior; el televisor; las toallas de la ducha; y las clarísimas instrucciones de uso de la habitación. La gráfica es siempre clara y precisa, incluso en la ducha. Está firmada por America Sánchez con su particular estilo caligáfico.
Son pinceladas de humor saludable. Por ejemplo: “baja caminando, es más sano”, es el mensaje que hay junto al ascensor. Todo ello resume la filosofía de una empresa mallorquina que cree que el auténtico lujo, hoy en día, radica en las cosas más sencillas. Y muchos clientes la comparten. En Barcelona y, también, en Casa Camper Berlín.
Para más información visiten: Casa Camper Barcelona, Camper, Restaurante Dos Palillos
Vía: diarioDESIGN
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