En el caso de que haya comprado recientemente un frigorífico y pretenda instalarlo usted mismo, sólo tiene que seguir los pasos que le daremos en este artículo. Comprobará que en unos minutos lo tendrá funcionando.
A la hora de colocar la nevera hay que tener en cuenta que el suelo debe de ser duro y plano. Si no fuese así, el electrodoméstico se encontraría con mucha inestabilidad y su rendimiento podría verse afectado. Emplearemos siempre que se pueda las patas ajustables que vienen incorporadas en la parte inferior. Intentaremos que el frigorífico no vibre bien para que funcione correctamente. Es importante que elija bien la nevera en función del tipo de cocina.
Para conseguir una correcta instalación debemos de prestarle una especial atención a la ventilación. Es preciso que dejemos un espacio de 1,5 centímetros entre el electrodoméstico y cualquier mueble. Además hay que procurar ponerlo lejos de cualquier fuente de humedad, como pueden ser los fregaderos, ya que se produciría un choque eléctrico que la dañaría.
Una vez decidido el lugar donde irá la nevera hay que comprobar que la instalación eléctrica sea adecuada y compatible con el electrodoméstico. Para ello revisaremos la placa informativa que trae incorporada y que muestra frecuencia y tensión. Si aprecia que no coinciden tendrá que ponerse en contacto con un técnico para que le solucione el problema.
Cuando tengamos el frigorífico ya instalado solo nos quedará por realizar un par de tareas: la limpieza y la puesta en marcha. Antes de que metamos los alimentos en su interior hay que retirar todos los plásticos o embalajes que pudiera contener en su interior. La limpiamos bien por dentro con agua tibia y jabón para a continuación secarla con un paño seco.
Para poner en funcionamiento el frigorífico hay que ajustar el termostato a una temperatura media. Una vez que haya conseguido el rendimiento adecuado ya podremos guardar los productos y ajustar el termostato.
A la hora de colocar la nevera hay que tener en cuenta que el suelo debe de ser duro y plano. Si no fuese así, el electrodoméstico se encontraría con mucha inestabilidad y su rendimiento podría verse afectado. Emplearemos siempre que se pueda las patas ajustables que vienen incorporadas en la parte inferior. Intentaremos que el frigorífico no vibre bien para que funcione correctamente. Es importante que elija bien la nevera en función del tipo de cocina.
Para conseguir una correcta instalación debemos de prestarle una especial atención a la ventilación. Es preciso que dejemos un espacio de 1,5 centímetros entre el electrodoméstico y cualquier mueble. Además hay que procurar ponerlo lejos de cualquier fuente de humedad, como pueden ser los fregaderos, ya que se produciría un choque eléctrico que la dañaría.
Una vez decidido el lugar donde irá la nevera hay que comprobar que la instalación eléctrica sea adecuada y compatible con el electrodoméstico. Para ello revisaremos la placa informativa que trae incorporada y que muestra frecuencia y tensión. Si aprecia que no coinciden tendrá que ponerse en contacto con un técnico para que le solucione el problema.
Cuando tengamos el frigorífico ya instalado solo nos quedará por realizar un par de tareas: la limpieza y la puesta en marcha. Antes de que metamos los alimentos en su interior hay que retirar todos los plásticos o embalajes que pudiera contener en su interior. La limpiamos bien por dentro con agua tibia y jabón para a continuación secarla con un paño seco.
Para poner en funcionamiento el frigorífico hay que ajustar el termostato a una temperatura media. Una vez que haya conseguido el rendimiento adecuado ya podremos guardar los productos y ajustar el termostato.
Vía: Blog Bricolaje
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