El siguiente escenario es un ejemplo de cómo combinar dos espacios útiles en uno con apenas una separación. Se trata de una encantadora cocina distribuida junto a un amplio comedor lleno de luz. Ambos lugares se encuentran comunicados por una cristalera que transmite mucha armonía al conjunto.
La cocina es un espacio alargado, amueblado con un look clásico y diáfano que mezcla el negro y el blanco de una forma muy bella y elegante en sus superficies. Esta cocina destaca especialmente por haber sido equipada con numerosos compartimentos y cajones, repartidos a lo lago y ancho de todo su mobiliario.
En la parte del comedor se aprecia un largo sofá a rayas grises con sillas en color beige con aspecto de ser, tanto uno como otras, muy confortables. Un espacio diseñado con un matiz un tanto retro que dota a este lugar de mucho encanto. La iluminación se completa gracias a una elegante lámpara de gran tamaño que ilumina todos los recovecos de la mesa. Es un espacio pensado, como vemos, para albergar largas sobremesas en un ambiente muy distendido.
Lo cierto es que ambos ambientes quedan perfectamente delimitados, pero al mismo tiempo se nutren el uno del otro, se complementan. En conjunto, es una propuesta muy acertada que permite estudiar de qué manera se pueden fusionar varios espacios, aprovechando los metros útiles de nuestra vivienda para crear elegantes zonas llenas de luz y confort, y que sean además un práctico lugar de almacenamiento para todos nuestros utensilios.
Vía: Guía para decorar
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