La invasión nórdica no iba a ser sólo cosa nuestra. Los interiores londinenses también son “víctimas” de este estilo decorativo que recrea ambientes modernos, cálidos, acogedores y luminosos. Y quizás no sea tan raro, pues una decoración que se basa, principalmente, en solventar la falta de luz natural y los días cortos en los países nórdicos le va que ni pintado, como se suele decir, a las viviendas inglesas. Blanco, maderas y detalles muy cuidados.
En esta casa londinense se recurrió al color blanco, base de cualquier decoración nórdica, para ganar luminosidad, aunque las soluciones arquitectónicas también tienen mucho que ver. La terraza se abrió hacia el interior de la vivienda con grandes superficies acristaladas que dejan pasar la luz desde el exterior, y por si no fuera suficiente, se instalaron tragaluces. En el comedor de diario, una gran mesa blanca se acompañó de seis sillas CH24 en madera clara, auténticos protagonistas del estilo nórdico.
La madera está presente en el suelo y en buena parte del mobiliario, además de en pequeños complementos decorativos que se colocaron estratégicamente en diferentes rincones de la casa. Lo natural es primordial: los detalles en fibras vegetales tampoco faltan.
Si en las casas nórdicas son frecuentes las estufas barrocas, en vidrio cerámico, en este caso es una chimenea de ladrillo lo que enriquece la decoración. El frente y el tiro de la chimenea se pintaron en blanco, igual que la pared. Para colocar pequeños adornos y jarrones, se abrió un nicho en la pared, con la trasera y repisa forradas de madera e iluminado con focos LED.
Vía: Decoratrix
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