La cocina eléctrica usa como fuente de energía la luz, frente a la cocina de gas, que se sirve de gas embotellado (gas butano) o canalizado (cocina de gas natural) para cumplir el cometido de cocinar alimentos.
La cocina eléctrica cuenta con un número determinado de focos de calor, normalmente entre 2 y 4 dependiendo del tamaño y el modelo. Estos pueden ser también de diferentes tamaños para poder usar todo tipo de recipientes.
Las cocinas eléctricas pueden ir encastradas en la encimera o pueden formar parte de un módulo entero junto con el horno. Este tipo de cocina funciona enchufada a la red de luz y no utiliza ninguna combustión ni gas. Una resistencia convierte la electricidad en calor, transmitiéndoselo a los focos en los que se calientan los recipientes para cocinar. Esta resistencia es una pieza que se puede estropear con el paso del tiempo, pero su uso es seguro.
Las cocinas eléctricas consumen una cantidad considerable de energía por lo que es aconsejable tener en cuenta la clase energética a la que pertenecen.
Vía: Darty
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