El capitoné puede definirse como una técnica de tapizado con "remaches" que se empleaba tanto en los asientos como para forrar por dentro algunos muebles de salón. En la actualidad incluso se aplica a otros elementos de moda como calzado o bolsos.
La palabra viene del verbo francés "capitonner", que significa "acolchar" o "tapizar", y se integró en el castellano quitándole la "N". Buscando en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, capitoné es: "Dicho especialmente de un asiento o un respaldo. Acolchado de manera que el relleno sujeto con botones forma dibujos regulares de relieve".
Volviendo a la técnica original, el capitoné era un símbolo de distinción e indicador de clase social de aquel que lo tenía en su casa allá por el siglo XVI. Se aplicó sobre todo a sofás, sillones y respaldos y se hizo especialmente conocido el modelo "Chester" en el siglo XIX, un sofá que según parece nació para decorar los exclusivos clubes sociales londinenses, que por cierto tenían prohibida la entrada a las mujeres. El modelo original tenía los brazos curvos, respaldo bajo y tapizado capitoné, aunque en la actualidad encontramos muchas más variantes y con tapizados en piel o en tela.
La técnica clásica se compone de un único trozo de tela, lo que hace que el cálculo de la cantidad necesaria sea dificultoso, además las arrugas que se generan entre unos botones y otros hacen que la cantidad necesaria sea mayor. Aquí prevalecería la máxima "más vale que sobre que no que falte", aunque también supondría un mayor desembolso.
Aún así, hay algunos trucos, técnica que hacen la elaboración menos compleja. Hablamos del "falso capitoné", que se consigue uniendo diferentes trozos de tela cuadrados, en cuyos vértices se colocan los botones. De esta manera las costuras que se generan con los botones son sustituidos por costuras. El resultado es similar y podríamos considerarlo una variante también válida.
La complejidad de su elaboración hace que sea costoso, sobre todo porque se debe elaborar a mano y hay que encontrar a un artesano capacitado que pueda hacerlo. Durante muchos años desapareció y dejó de fabricarse, y fue precisamente por la ausencia de artesanos tapiceros que supieran desarrollar la técnica.
Hoy, sometido de nuevo a la revisión del tiempo, el capitoné está de nuevo de moda, aunque la aplicación es bien distinta. Si quiere aplicar un modelo con tapizado capitoné en su salón, la mejor opción es combinarlo con una decoración contemporánea, de líneas sencillas, siendo un sofá normal y otro acolchado. Con ello se consigue un cierto look vintage que llenará el ambiente de estilo. Además de sofás, sillones y respaldos también se puede aplicar a cabeceros de camas, puffs o incluso a pies de lámparas.
La palabra viene del verbo francés "capitonner", que significa "acolchar" o "tapizar", y se integró en el castellano quitándole la "N". Buscando en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, capitoné es: "Dicho especialmente de un asiento o un respaldo. Acolchado de manera que el relleno sujeto con botones forma dibujos regulares de relieve".
Volviendo a la técnica original, el capitoné era un símbolo de distinción e indicador de clase social de aquel que lo tenía en su casa allá por el siglo XVI. Se aplicó sobre todo a sofás, sillones y respaldos y se hizo especialmente conocido el modelo "Chester" en el siglo XIX, un sofá que según parece nació para decorar los exclusivos clubes sociales londinenses, que por cierto tenían prohibida la entrada a las mujeres. El modelo original tenía los brazos curvos, respaldo bajo y tapizado capitoné, aunque en la actualidad encontramos muchas más variantes y con tapizados en piel o en tela.
La técnica clásica se compone de un único trozo de tela, lo que hace que el cálculo de la cantidad necesaria sea dificultoso, además las arrugas que se generan entre unos botones y otros hacen que la cantidad necesaria sea mayor. Aquí prevalecería la máxima "más vale que sobre que no que falte", aunque también supondría un mayor desembolso.
Aún así, hay algunos trucos, técnica que hacen la elaboración menos compleja. Hablamos del "falso capitoné", que se consigue uniendo diferentes trozos de tela cuadrados, en cuyos vértices se colocan los botones. De esta manera las costuras que se generan con los botones son sustituidos por costuras. El resultado es similar y podríamos considerarlo una variante también válida.
La complejidad de su elaboración hace que sea costoso, sobre todo porque se debe elaborar a mano y hay que encontrar a un artesano capacitado que pueda hacerlo. Durante muchos años desapareció y dejó de fabricarse, y fue precisamente por la ausencia de artesanos tapiceros que supieran desarrollar la técnica.
Hoy, sometido de nuevo a la revisión del tiempo, el capitoné está de nuevo de moda, aunque la aplicación es bien distinta. Si quiere aplicar un modelo con tapizado capitoné en su salón, la mejor opción es combinarlo con una decoración contemporánea, de líneas sencillas, siendo un sofá normal y otro acolchado. Con ello se consigue un cierto look vintage que llenará el ambiente de estilo. Además de sofás, sillones y respaldos también se puede aplicar a cabeceros de camas, puffs o incluso a pies de lámparas.
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