Un gran mueble con doble función.
La morfología del local, que cuenta con importante desnivel salvado por una rampa de dos tramos, se integró de forma natural en el proyecto a través de un gran mueble lineal de color blanco y sin tiradores. Este volumen lo forman contenedores de distintas medidas que ofrecen una doble función: por un lado, sirven como espacio de almacenamiento, y por otro, como lugar de exposición de productos, algo de lo que carecía anteriormente la peluquería. Esta pieza de mobiliario ayuda a poner orden y refuerza visualmente la forma alargada de la planta.
Los tocadores, dispuestos en la pared lineal que atraviesa el local desde la entrada hasta el fondo, se han diseñado a medida, igual que el resto del mobiliario, combinando un gran espejo vertical con iluminación integrada y estanterías de madera donde poder depositar el material de trabajo y tenerlo a mano.
La dimensión estética de lo industrial.
El mobiliario, realizado con tablero multicapa chapado en HPL blanco y en madera de roble, se combina con un revestimiento de chapa ondulada, un material propiamente industrial que, en este contexto, adquiriere una nueva dimensión estética, personalizando aquellas paredes paralelas a la entrada y aportando un suave dinamismo. Por otra parte, la iluminación indirecta proporciona un efecto de profundidad y sirve como telón de fondo a un nuevo espacio ordenado y en calma.
En contraposición a estos tonos más claros y cálidos, el pavimento de porcelánico gris, colocado en una primera fase de la obra, hace unos años, se convierte en un material perfecto por su resistencia y su fácil mantenimiento. Además, su disposición a junta corrida, en sentido paralelo a la fachada, ayuda a romper la longitudinalidad de la zona más estrecha de la peluquería.
De lo más público a lo más privado.
La distribución del programa funcional sigue una escala que va desde el uso más publico al inicio de la tienda, con la recepción, zona de espera y un ligero expositor de productos, hasta el que requiere de una mayor privacidad, al fondo, con la zona de lavado, un laboratorio, un vestidor para los clientes y un baño adaptado. Una original escalera, diseñada también por el estudio en una primera intervención, conduce a una segunda zona privada de tocadores y a los baños, oficinas y vestidor del personal.
La distribución del programa funcional sigue una escala que va desde el uso más publico al inicio de la tienda, con la recepción, zona de espera y un ligero expositor de productos, hasta el que requiere de una mayor privacidad, al fondo, con la zona de lavado, un laboratorio, un vestidor para los clientes y un baño adaptado. Una original escalera, diseñada también por el estudio en una primera intervención, conduce a una segunda zona privada de tocadores y a los baños, oficinas y vestidor del personal.
Para más información visiten: Maite Prats
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