El espacio de forma circular resulta cegadoramente blanco y los expositores están tallados en las paredes «en referencia a las terrazas de los viñedos de forma circular que llenan el campo de visión del cliente de forma sensible a través de la iluminación indirecta y el fuerte contraste entre el producto y el espacio«, explica el joven estudio de arquitectura.
Celebrar la botella de vino.
Esta iluminación se convierte en el telón de fondo perfecto para observar la diversidad que representa un producto como el vino y la ocasión de llevar el diseño a su esencia con la oportunidad de iniciar algo nuevo. En el proyecto, los arquitectos planearon «celebrar la botella de vino, su forma y el brillo de su vidrio coloreado sin trampas: un interior con una simple forma y el color más puro y neutro».
La experiencia de los visitantes empieza con la percepción de las paredes curvas y el recorrido circular que la envuelve después de acceder al interior. «El enfoque era centrarse en crear un espacio que pudiera emerger de los puntos de acceso y desarrollar una sensación de espacio interior definido por las tres «terrazas» que exhiben una de las colecciones más amplias de vino portugués», explican los arquitectos.
Una experiencia de 360º.
Los expositores de vino proporcionan a los clientes flexibilidad para organizar la exposición temática y ajustar estos grupos para adaptarse a las tendencias y temporadas del mercado. Al visitante le permite una visión de la tienda de 360º y una rápida percepción de la gama de vinos. Sin interferir en estas premisas, se ha añadido un espacio en el mostrador online, permitiendo un recorrido virtual por el almacén, donde se encuentran los vinos portugueses más y menos conocidos, y una zona de degustación donde los barriles tradicionales se integran en el concepto como mesas de bar para completar la experiencia de la visita a la tienda.
Para más información visiten: Porto Architects
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