lunes, 27 de mayo de 2019

Restaurante Baalbec. Comer al otro lado del Mediterráneo.

Un comedor donde la visibilidad de los fogones rememora la comida casera que todos recordamos de nuestra niñez era lo que Steve Andersen, el antiguo dueño de Seu Xerea, quería para su nuevo restaurante mediterráneo. "Un espacio donde los comensales se sintiesen como un amigo que le acompaña en la cocina mientras prepara la cena", que Sonia Rayos y Juan Deltell han materializado.
El nombre de este restaurante, Baalbec –ciudad libanesa antiguamente denominada Heliópolis y considerada actualmente patrimonio de la humanidad– no es gratuito. Con ella, su dueño hace referencia a la comida del otro lado del Mediterráneo que se degusta en su local. Un espacio, según sus autores, «cálido pero urbano, hogareño pero profesional, relajado pero intenso, juvenil pero serio, fresco pero calculado».
Situado en un edificio de 1915, este restaurante mediterráneo ocupa un local en forma de abanico, propio de los chaflanes del ensanche de Valencia. Tras analizar las preexistencias, los arquitectos decidieron acometer el proyecto desde una completa redistribución del local anterior. Ni la ubicación de la cocina ni los accesos y circulaciones daban respuesta a las necesidades que requería su nuevo uso.
La intervención potencia la espacialidad de un local con grandes ventanales y una generosa altura libre. «La primera decisión importante fue el cambio del acceso al local», cuentan los arquitectos. Situado originalmente en el centro del chaflán, ahora ocupa uno de los extremos de la fachada, coincidiendo con el punto de mayor ancho de la acera.
Ya dentro, un hall privado presidido por una celosía cerámica funciona como un espacio de transición con la calle. Además, también sirve para ocultar el acceso a los aseos.
Una paleta limitada de colores, materiales y texturas
El proyecto utiliza una colección controlada de materiales, texturas y colores. Además de como revestimiento de la caja de aseos y barra de bebidas, la madera de roble se utiliza en el pavimento adyacente a la barra de pase de comidas. El resto del suelo es de piezas de gres de gran formato. El mismo material empleado para la barra de conexión entre comedor y cocina, y la encimera de los lavabos del baño. La cocina, en cambio, se pavimenta con piezas cerámicas antideslizantes en color gris.
El color amarillo define la identidad visual del restaurante. Además de sobre parte del alicatado de la cocina y los cuartos de baño, se extiende a la pintura del paramento vertical más grande del comedor.
El negro completa la gama cromática que define el espacio. En el alicatado de los baños, reviste también techos y faldones verticales desde la altura máxima del local hasta una altura de 2,50 metros. Exceptuando el machón de medianera en ladrillo visto, el resto de paramentos se pintan en blanco roto.
Pintados de negro, los conductos e instalaciones vistas del techo, así como las bandejas acústicas, pasan inadvertidas.
Niveles de iluminación
La iluminación proyectada busca potenciar la estructura formal del local. En el comedor, una iluminación oculta baña el paramento amarillo, combinada con una nube modulada de luminarias negras. Además de las lámparas de pie alojadas en algunos machones y un par de piezas singulares junto al acceso y la celosía cerámica.
Una cortina de luminarias verticales ilumina el hall de acceso, y la cocina se resuelve con placas fluorescentes estancas. En los aseos y falsos techos de la barras se utilizan ojos de buey negros de pequeño formato.
Para lograr una mayor calidad ambiental en el interior del restaurante, se rediseña la fachada original. Completamente acristalada, ésta dejaba a los clientes completamente expuestos al tráfico y bullicio de la ciudad. Mediante un juego libre de marcos horizontales y verticales, la nueva carpintería crea una suerte de pantalla con dos lecturas. Mientras que desde dentro diluye el horizonte urbano que transparenta, desde la calle actúa como un reclamo. Enmarcando la sala y a sus comensales como en un cuadro de Edward Hopper, anticipa la experiencia gastronómica que ofrece en su interior.

Para más información visiten: Baalbec
Vía: Diariodesign




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