Aspectos a tener en cuenta para abrir ventanas en una fachada
Cuando tenemos una terraza nos gusta disfrutarla no solo físicamente sino también visualmente. Por esta razón, solemos querer abrir nuestro piso a la terraza. Si quiere abrir una ventana nueva o hacer más grande la que tiene deberá tener en cuenta que, a pesar de que tenga el uso privativo de la terraza o patio, la fachada es propiedad de la comunidad de propietarios. Cualquier modificación que haga en ella deberá aprobarse en una reunión de la comunidad y quedar reflejado en un acta. Una vez tenga el acta firmada por los vecinos deberá pedir un permiso a su ayuntamiento, quien le pedirá un proyecto técnico. Muchos se preguntarán: ¿por qué tanto trámite por tan poca cosa?
Se trata de una cuestión de seguridad principalmente, puesto que muchas fachadas son paredes estructurales del edificio y, si no lo son, en muchos casos abrir una ventana significa un cambio en el peso del edificio. Intentaré explicarlo de una forma sencilla. Incluso aunque no se traten de paredes de carga —las que soportan en sí el edificio—, es habitual que las fachadas entren en carga, es decir, que los techos o suelos acaben apoyándose ligeramente sobre éstas porque se curven ligeramente. Cuando a un solo techo se le quita un peso de encima, éste puede volver a recuperar su forma recta original. Es como si cogemos una regla sujetándola por los dos extremos: Al colocarle un peso encima se curva y al quitarlo, vuelve a estar recta.
resultado vendría a ser el mismo.
Debemos tener en cuenta que la tabiquería del edificio se ha acomodado desde su construcción a la forma ligeramente. Al volver un solo techo a su forma original, queda menos espacio entre los techos (uno sigue curvado mientras el otro está recto) por lo que queda menos espacio en altura para los tabiques, que podrían agrietarse al tener que soportar esa presión.
No es que queramos asustarles con esta explicación, solo queremos hacerles entender que abrir una ventana en una fachada puede ser o muy sencillo o muy complicado en función del edificio y es por esta razón que vale la pena ahorrarse posibles problemas (y normalmente suelen tenerlos los vecinos, no uno mismo) de aparición de grietas contratando a un técnico (un aparejador o un técnico) que evalúe la viabilidad, facilidad y coste de las obras.
Vía: Blog Plan Reforma
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