

La fachada es una consecuencia de este mismo lenguaje de degradados, dejando al descubierto en la fracción superior de los ventanales la sencillez lineal del logotipo retroiluminado, ubicado en el dintel interior.
Quizás la gran particularidad de este proyecto sea las diferentes superficies verticales que, aún no cambiando de materia, sí lo hacen de forma. De liso a ondulado (como simplificación abstracta de la dentadura), este concepto se introduce a lo largo de todo el espacio, buscando una nueva narrativa más allá de la rigidez habitual de las clínicas odontológicas, en las que muchas veces la repetición de boxes acaba por impersonalizar los ambientes.
En este sentido, la riqueza que de una sutil ondulación, junto con el vidrio, proporciona a cada uno de los rincones de la clínica una mayor sensación de amplitud o “lujo espacial”. Tanto las salas de espera como las zonas de esterilización y quirófano, se proyectan de la misma forma acristalada y se apoyan con fuerza en revestimientos de madera de roble gris para equiparar la calidez de espacios.
Una tercera zona de espera abierta acompaña al quirófano y a la sala de recuperación, otorgando mayor dinamismo espacial y funcional a esta clínica de grandes dimensiones. Tanto esta zona como el resto de salas más privadas, se han vestido con los modelos de butacas Sam y Bud de la firma Carmenes, también diseñadas por el estudio.



El resto de espacios más privados los configuran la habitación de Rayos X, zona de fotografía, office para empleados, y servicios públicos y de personal. Salas ligadas a la misma materialidad y discurso de diseño.
Para más información visiten: Francesc Rifé Studio
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