El local se dispone en dos alturas, con una planta superior de acceso desde la calle que discurre en paralelo a un amplio frente de fachada desarrollado a lo largo de cinco grandes huecos. La fachada a la calle, de orientación noroeste, se ubica en un edificio con protección urbanística integral. Protección que impide toda reconfiguración de los huecos de fachada.
La necesaria privacidad que demanda cada uno de los 3 gabinetes odontológicos con que se dota a la clínica, así como la de cada uno de los usos que a estos les dan servicio, principalmente la sala de esterilización y la de ortopantomografía, convierte al espacio general de circulación y espera en el verdadero protagonista de la propuesta.
Recepción, espera y atención al cliente, así como todas las circulaciones generales del proyecto se resuelven con una geometría que ambiciona desdibujar los límites de cada uno de estos usos, dotándoles de continuidad. Esta continuidad se consigue eliminando toda arista y dotándole de una textura que acompaña e identifica dicha condición. Fluidez que contrasta con la geometría paralelepipédica de cada uno de los usos médicos.
A su vez, y en tres diferentes tonos de verde, y por oposición a la introversión de los usos técnicos, se procura en todo momento la continuidad espacial con el exterior de la clínica. Continuidad que facilita el disponer, frente al acceso proyectado, de un previo urbano como ensanchamiento y “plaza” previa a la clínica.
Estos principios de proyecto se llevan al orden y disposición de la iluminación, al color de los pavimentos continuos, a la jerarquización de los falsos techos y al empleo de superficies limpias, y a la reducción del número de juntas en cada sistema constructivo dispuesto. Todo en tres tonos de verde que identifican las diferentes áreas públicas del local que, en continuidad, generan un espacio que nos habla de transparencia, higiene, precisión y profesionalidad.
Para más información visiten: Landínez+Rey
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