Las etiquetas energéticas incluyen los datos sobre consumo y eficiencia que aportan los fabricantes con arreglo a la normativa que las regula y los distribuidores (empresas de distribución al consumidor final) tienen que exhibirlas obligatoriamente en cada electrodoméstico puesto a la venta de las categorías que se muestran a continuación. Desde 2010, hay una normativa sobre etiquetado energético más exigente que la existente hasta entonces.
Tipos de electrodomésticos con etiqueta energética
Las etiquetas tienen que exhibirse obligatoriamente en cada electrodoméstico puesto a la venta de las siguientes categorías (gran aparato electrodoméstico -GAE):
Frigoríficos y congeladores: la etiqueta informará del volumen de almacenamiento (se mide en litros) de sus compartimentos, separando la parte del congelador de la del frigo. También de su ruido.
Lavadoras: la etiqueta informa de su capacidad de lavado en kilos de ropa y del ruido que emiten en centrifugado;
Lavavajillas: la etiqueta informa de su capacidad de cubiertos normalizada y de su eficacia de secado.
Secadoras;
Lavadoras-secadoras;
Fuentes de luz domésticas;
Otros pequeños electrodomésticos
Desde septiembre de 2014, las aspiradoras también disponen de una etiqueta energética que informa de su eficiencia energética y de otras características como el consumo de kilovatios hora de luz, potencia de succión en determinadas situaciones extremas (limpieza en alfombras y suelos duros), de la reemisión de polvo (indica cuánto aire limpio sale al exterior en funcionamiento) y del ruido que emiten medido en decibelios.
Desde septiembre de 2014 hasta 2017 esta era la etiqueta energética de los aspiradores.
Elementos comunes a todas las etiquetas energéticas
En esta imagen del Ministerio de Energía puede ver los elementos que comparten todas las etiquetas energéticas en el mercado de los electrodomésticos:
Los elementos básicos de la etiqueta, que la hacen fácilmente reconocible, incluyen la escala de clasificación con siete clases energéticas. Los colores van del verde oscuro (indica alta eficiencia energética) al rojo (baja eficiencia energética). Se pueden añadir hasta tres clases adicionales, A+, A++ y A+++, a la primera escala de clasificación desde A hasta G.
Por qué hay que mirar la etiqueta
A la hora de comprar un electrodoméstico nuevo, el comprar uno de clase A o F puede tener importantes consecuencias en el medioambiente por sus muy dispares consumos de energía (y por tanto emisiones en el ambiente) y sobre nuestro bolsillo. A la larga, un electrodoméstico de eficiencia energetica A consumirá mucha menos luz y agua que uno de clase F. Téngalo en cuenta.
Comparando un par de modelos de un electrodoméstico no por el precio sino por su clase de eficiencia energética, estaremos haciendo una inversión de futuro y ayudando al medioambiente con menores emisiones de gases contaminantes.
Cómo interpretarla
Existen 7 clases de eficiencia, identificadas por un código de colores y letras que van desde el color verde y la letra A para los equipos más eficientes, hasta el color rojo y la letra G para los equipos menos eficientes.
Un electrodoméstico con una etiqueta energética de la clase A es más caro a priori que uno con la letra G, pero a lo largo del tiempo consume y contamina mucho menos (menos agua, menos energía y mayor eficacia en su cometido), razón por la cual hay que comprar con cabeza
La etiqueta tiene además, dentro de cada clase tres niveles (A+, A++ y A+++), y deberá formar parte de cualquier anuncio o publicidad de electrodomésticos en los que se ofrezcan datos sobre la energía que consumen o su precio, así como en el material promocional técnico.
Los fabricantes están obligados a indicar el consumo energético anual en una escala de colores y letras de la A (verde oscuro) a la G (rojo). En el caso de algunos productos, la etiqueta también indicará el consumo de agua y el nivel de ruido y de calor.
El número máximo de clases será siempre de siete, de tal manera que si un nuevo producto que utiliza menos energía se clasifica como A+, la clase menos eficiente será la F (y no la G), y así sucesivamente (a un nuevo producto de clase A++ le corresponderá la clase E como la menos eficiente y a uno A+++ le corresponderá la clase D).
La Comisión Europea (CE) será la encargada de determinar las clases energéticas de los productos etiquetados, como calentadores de agua, televisiones, cadenas de alta definición o consolas de videojuegos.
La nueva norma establece también que los organismos nacionales de contratación procurarán adquirir únicamente productos que pertenezcan a la clase de eficiencia energética más elevada. Las autoridades nacionales podrán incentivar además a los consumidores y a la industria a que opten por productos eficientes.
Legislación que la crea
El etiquetado energético está regulado en normativa europea que se ha trasladado a cada uno de los países miembros de la Unión Europea. Esta normativa se compone de Directivas y Reglamentos particulares de aplicación de éstas.
Se aplican a aparatos de refrigeración, lavadoras, lavavajillas, secadoras, campanas, hornos, calentadores de agua, aspiradores y aparatos de aire acondicionado. Los cambios fundamentales habidos son la inclusión de nuevas categorías energéticas además de la A (A+, A++ y A+++) y la inclusión de pictogramas para los diferentes parámetros del etiquetado.
Directiva 2010/31 de eficiencia energética
Directiva Europea 2010/30/CE (también llamada la Directiva sobre etiquetado energético- Energy Labelling)
Directiva Europea 2009/125/CE (a veces llamada la Directiva ErP o la Directiva de Ecodiseño)
Plan Renove de electrodomésticos
El Plan Renove de electrodomésticos es un programa autonómico de ayudas a la sustitución de electrodomésticos viejos (frigoríficos, congeladores, lavadoras y lavavajillas), sustituyéndolos por otros con la máxima eficiencia energética (con la etiqueta energética, letra A).
Tipos de electrodomésticos con etiqueta energética
Las etiquetas tienen que exhibirse obligatoriamente en cada electrodoméstico puesto a la venta de las siguientes categorías (gran aparato electrodoméstico -GAE):
Frigoríficos y congeladores: la etiqueta informará del volumen de almacenamiento (se mide en litros) de sus compartimentos, separando la parte del congelador de la del frigo. También de su ruido.
Lavadoras: la etiqueta informa de su capacidad de lavado en kilos de ropa y del ruido que emiten en centrifugado;
Lavavajillas: la etiqueta informa de su capacidad de cubiertos normalizada y de su eficacia de secado.
Secadoras;
Lavadoras-secadoras;
Fuentes de luz domésticas;
Hornos eléctricos y,
Aires acondicionados.
Aires acondicionados.
Otros pequeños electrodomésticos
Desde septiembre de 2014, las aspiradoras también disponen de una etiqueta energética que informa de su eficiencia energética y de otras características como el consumo de kilovatios hora de luz, potencia de succión en determinadas situaciones extremas (limpieza en alfombras y suelos duros), de la reemisión de polvo (indica cuánto aire limpio sale al exterior en funcionamiento) y del ruido que emiten medido en decibelios.
Desde septiembre de 2014 hasta 2017 esta era la etiqueta energética de los aspiradores.
Pero desde 2017 hay bastantes mejoras en la eficiencia, ruido y otros aspectos de los aspiradores trineo, que tienen esta nueva etiqueta energética:
Elementos comunes a todas las etiquetas energéticas
En esta imagen del Ministerio de Energía puede ver los elementos que comparten todas las etiquetas energéticas en el mercado de los electrodomésticos:
Los elementos básicos de la etiqueta, que la hacen fácilmente reconocible, incluyen la escala de clasificación con siete clases energéticas. Los colores van del verde oscuro (indica alta eficiencia energética) al rojo (baja eficiencia energética). Se pueden añadir hasta tres clases adicionales, A+, A++ y A+++, a la primera escala de clasificación desde A hasta G.
Por qué hay que mirar la etiqueta
A la hora de comprar un electrodoméstico nuevo, el comprar uno de clase A o F puede tener importantes consecuencias en el medioambiente por sus muy dispares consumos de energía (y por tanto emisiones en el ambiente) y sobre nuestro bolsillo. A la larga, un electrodoméstico de eficiencia energetica A consumirá mucha menos luz y agua que uno de clase F. Téngalo en cuenta.
Comparando un par de modelos de un electrodoméstico no por el precio sino por su clase de eficiencia energética, estaremos haciendo una inversión de futuro y ayudando al medioambiente con menores emisiones de gases contaminantes.
Cómo interpretarla
Existen 7 clases de eficiencia, identificadas por un código de colores y letras que van desde el color verde y la letra A para los equipos más eficientes, hasta el color rojo y la letra G para los equipos menos eficientes.
Un electrodoméstico con una etiqueta energética de la clase A es más caro a priori que uno con la letra G, pero a lo largo del tiempo consume y contamina mucho menos (menos agua, menos energía y mayor eficacia en su cometido), razón por la cual hay que comprar con cabeza
La etiqueta tiene además, dentro de cada clase tres niveles (A+, A++ y A+++), y deberá formar parte de cualquier anuncio o publicidad de electrodomésticos en los que se ofrezcan datos sobre la energía que consumen o su precio, así como en el material promocional técnico.
Los fabricantes están obligados a indicar el consumo energético anual en una escala de colores y letras de la A (verde oscuro) a la G (rojo). En el caso de algunos productos, la etiqueta también indicará el consumo de agua y el nivel de ruido y de calor.
El número máximo de clases será siempre de siete, de tal manera que si un nuevo producto que utiliza menos energía se clasifica como A+, la clase menos eficiente será la F (y no la G), y así sucesivamente (a un nuevo producto de clase A++ le corresponderá la clase E como la menos eficiente y a uno A+++ le corresponderá la clase D).
La Comisión Europea (CE) será la encargada de determinar las clases energéticas de los productos etiquetados, como calentadores de agua, televisiones, cadenas de alta definición o consolas de videojuegos.
La nueva norma establece también que los organismos nacionales de contratación procurarán adquirir únicamente productos que pertenezcan a la clase de eficiencia energética más elevada. Las autoridades nacionales podrán incentivar además a los consumidores y a la industria a que opten por productos eficientes.
Legislación que la crea
El etiquetado energético está regulado en normativa europea que se ha trasladado a cada uno de los países miembros de la Unión Europea. Esta normativa se compone de Directivas y Reglamentos particulares de aplicación de éstas.
Se aplican a aparatos de refrigeración, lavadoras, lavavajillas, secadoras, campanas, hornos, calentadores de agua, aspiradores y aparatos de aire acondicionado. Los cambios fundamentales habidos son la inclusión de nuevas categorías energéticas además de la A (A+, A++ y A+++) y la inclusión de pictogramas para los diferentes parámetros del etiquetado.
Directiva 2010/31 de eficiencia energética
Directiva Europea 2010/30/CE (también llamada la Directiva sobre etiquetado energético- Energy Labelling)
Directiva Europea 2009/125/CE (a veces llamada la Directiva ErP o la Directiva de Ecodiseño)
Plan Renove de electrodomésticos
El Plan Renove de electrodomésticos es un programa autonómico de ayudas a la sustitución de electrodomésticos viejos (frigoríficos, congeladores, lavadoras y lavavajillas), sustituyéndolos por otros con la máxima eficiencia energética (con la etiqueta energética, letra A).
Vía: Consumoteca
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ResponderEliminarel que siempre nos encantará para que nos den buenas ofertas.