Los muebles de madera deben tener una humedad de un 20 por ciento para mantenerse en perfectas condiciones. Cuando el porcentaje es menor, corren el riesgo de agrietarse y perder resistencia. Si, por el contrario, presentan una humedad excesiva de más del 40 por ciento, los problemas se magnifican.
Además de perder resistencia, empezarían a proliferar colonias de hongos e insectos xilófagos muy perjudiciales para la madera, ya que se alimentan de ella y generan residuos que aceleran su degradación. Pero lo realmente preocupante es que los mohos presentes en este tipo de superficies son los más nocivos para la salud.
Todo esto hace que prevenir la humedad en nuestros muebles sea algo más que una necesidad estética. Se trata de evitar los efectos perjudiciales que causan en las personas y, por otro lado, ayudar a prolongar los años de vida de la madera.
Muebles sin humedades, ¿es posible?
Para prevenir la humedad en los muebles es necesario contar con un buen aislamiento térmico en la vivienda, así como disponer de una correcta ventilación, algo que, en la actualidad, está presente en todas las casas. Pero además, hay algunos consejos que nos ayudarán a evitar este problema:
Usar aires acondicionados en verano o deshumidificadores eléctricos en invierno son una buena alternativa si el grado de humedad en las habitaciones es muy alto.
En los casos en los que se tiende la ropa dentro de casa, conviene contar con un higrómetro para controlar el grado de humedad.
Mantener una temperatura constante y adecuada de 19º en invierno y en torno a 21º en verano.
Ventilar a conciencia la vivienda para evitar que se condense el ambiente.
En la medida de lo posible, abrir puertas y ventanas para que entren los rayos de sol, ya que éstos contribuyen a que el ambiente se seque y que el moho no pueda sobrevivir.
Un remedio casero, sencillo y muy eficaz es colocar trozos de tiza en el interior de muebles y armarios, ya que absorbe la humedad, reduce su acumulación y neutraliza los malos olores. Eso sí, hay que cambiarla al menos una vez al mes.
En las cajas de zapatos, bolsos o carteras nuevas suele venir una pequeña bolsa con sílice granulado. Este material se compone de pequeños cristales que atrapan la humedad sin poner en peligro la salud, y que resulta ser una medida de prevención perfecta para evitar que la humedad llegue a los muebles. También podrá encontrar estas pequeñas bolsas en cualquier droguería.
En los cuartos húmedos, los muebles de madera sin tratar son un caldo de cultivo para mohos y bacterias. En estos casos, se desaconsejan los tratamientos impermeables al vapor, ya que cuando éste penetre por los pequeños orificios que irremediablemente queden sin tratar, será difícil que pueda salir de nuevo, lo que hace que la madera se deteriore rápidamente. La única solución es usar muebles fabricados específicamente para baños o prescindir de la madera.
Para las zonas de exterior, lo mejor es recurrir a maderas con gran densidad y que sean resistentes a los agentes externos, como las procedentes de las zonas tropicales y húmedas. La madera de teca, ipé o iroko son una buena opción. Además, es conveniente aplicar una capa de un tratamiento con propiedades específicas.
Si la humedad ya ha llegado a los muebles
Si la prevención llega tarde y el problema ya está patente, el primer paso es localizar la fuente de humedad para atajar el problema de raíz. Una vez detectado el origen (goteras, mala ventilación...) tendrá que solucionarlo antes de reparar el mueble.
Una vez arreglado el foco del problema, aplique calor sobre la mancha de humedad con ayuda de una plancha para la ropa. Para eliminar el moho, empape una esponja en un poco de vinagre diluido en agua y frote en la zona afectada. Si la mancha no es muy grande, se puede lijar un poco la madera.
Vía: Hogar Mapfre
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