Elija una butaca reclinable para disfrutar en su casa y compruebe cuánto gana en calidad de vida. Claro, resígnese, pues el resto de los integrantes de la familia querrán cambiar su sitio en el sofá por el mullido, dulce y adorable que ofrece su butaca reclinable.
Quizá deba contar con más de una butaca reclinable en su casa. Pueden ocupar el lugar de otros sillones, que ya no van con su estilo.
La butaca reclinable, un sillón de máximo confort
La primera butaca reclinable de la historia fue lanzada al mercado en el año 1928. Este novedoso sillón fue creado en una pequeña fábrica situada en Monroe, Michigan, Estados Unidos. Se le denominaba Gossiper, palabra que podríamos traducir como butaca para cotillear, porque permitía sentarse con toda comodidad para hablar por teléfono. Estas butacas reclinables comenzaron a utilizarse como un mueble comodín en su país de origen.
Además, los porches americanos empezaron a cambiar las tradicionales mecedoras de mimbre por estos peculiares asientos reclinables. La firma creadora de aquel primer modelo de butaca reclinable fue La-Z-Boy, propiedad de Edward Knabusch y Edwin Shoemaker. Actualmente las mejores firmas de todo el mundo diseñan sus propios diseños de butaca reclinable, en múltiples estilos, y consiguen también un éxito arrollador.
El entorno perfecto para lucir una butaca reclinable
Una primera impresión le sugiere que una butaca reclinable debería instalarse en el salón, como complemento del juego de sofá y sillones. Pero esa butaca que le quita el sueño puede dar mucho más de sí.
¿Le tienta disponer de una butaca reclinable en su rincón de lectura? Pues dese el gusto. Si elige una de estilo nórdico, en madera de haya, coloque a su lado una mesilla auxiliar de igual temperamento y una lámpara vanguardista.
Instale una butaca reclinable exterior en su jardín, junto a la piscina, y sabrá lo que es el relax. Protéjala con una pérgola e instale cercanos focos de luz, para que las noches de verano tengan una atmósfera inigualable.
Su dormitorio también es perfecto para que una butaca reclinable le brinde su belleza y comodidad. Elija una con tapizado de tono neutro y póngale cojines que combinen con su colcha y con las cortinas de la habitación.
La butaca reclinable, un sillón de máximo confort
La primera butaca reclinable de la historia fue lanzada al mercado en el año 1928. Este novedoso sillón fue creado en una pequeña fábrica situada en Monroe, Michigan, Estados Unidos. Se le denominaba Gossiper, palabra que podríamos traducir como butaca para cotillear, porque permitía sentarse con toda comodidad para hablar por teléfono. Estas butacas reclinables comenzaron a utilizarse como un mueble comodín en su país de origen.
Además, los porches americanos empezaron a cambiar las tradicionales mecedoras de mimbre por estos peculiares asientos reclinables. La firma creadora de aquel primer modelo de butaca reclinable fue La-Z-Boy, propiedad de Edward Knabusch y Edwin Shoemaker. Actualmente las mejores firmas de todo el mundo diseñan sus propios diseños de butaca reclinable, en múltiples estilos, y consiguen también un éxito arrollador.
El entorno perfecto para lucir una butaca reclinable
Una primera impresión le sugiere que una butaca reclinable debería instalarse en el salón, como complemento del juego de sofá y sillones. Pero esa butaca que le quita el sueño puede dar mucho más de sí.
¿Le tienta disponer de una butaca reclinable en su rincón de lectura? Pues dese el gusto. Si elige una de estilo nórdico, en madera de haya, coloque a su lado una mesilla auxiliar de igual temperamento y una lámpara vanguardista.
Instale una butaca reclinable exterior en su jardín, junto a la piscina, y sabrá lo que es el relax. Protéjala con una pérgola e instale cercanos focos de luz, para que las noches de verano tengan una atmósfera inigualable.
Su dormitorio también es perfecto para que una butaca reclinable le brinde su belleza y comodidad. Elija una con tapizado de tono neutro y póngale cojines que combinen con su colcha y con las cortinas de la habitación.
Vía: Westwing
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