Una confortable butaca orejera pertenece a esa maravillosa clase de muebles que puede reinventar tantas veces como quiera, pues basta con cambiar su tapizado para que luzca como nueva.
Cuidado, una butaca orejera puede provocar adicción
El diseño de una butaca orejera está orientado, claramente, a prodigar comodidad. Los emblemáticos brazos de estas butacas envuelven, literalmente, a quien busca el relax en su mullido asiento y su respaldo sin igual. Por eso debe salvaguardar a su butaca orejera de posibles adicciones, pues quien la prueba, la elige como asiento favorito.
No se extrañe si su orejera se convierte en la butaca más deseada de la casa, y es disputada por toda la familia. Combine sus butacas orejeras con mesas auxiliares finas, de madera de alta calidad, como la de roble, caoba o palisandro. Puede combinar la base de madera de la butaca orejera del salón con la de las mesas, aparadores o vitrinas que concurran en el mismo espacio, para conseguir armonía visual y un estilo homogéneo. El aire sofisticado de una butaca orejera es fruto de su estirpe, pues estos muebles brillaron en la Inglaterra de Jorge III. Nunca han dejado de fabricarse.
Descubra el sitio acertado para su butaca
Puede aportar la calidez de una butaca orejera a diversos ambientes. A continuación le daremos algunas ideas, pero anímese y descubra más alternativas en función de la arquitectura de su casa.
Cree un rincón de lectura único con una butaca orejera clásica revestida en piel color habano, un reposapies a juego, una lámpara de pie vintage y una consola con, al menos, un cajón. Le vendrá genial para guardar gafas, marcapáginas, servilletas y todos los elementos que quiera tener a mano mientras disfruta de su libro de turno.
Su dormitorio aceptará encantado a una butaca orejera, que cumplirá la función de butaca descalzadora. Su estilo debe concertar con el de la cómoda, el sinfonier o el tocador.
Un recibidor espacioso quedará espectacular con dos sillones o butacas orejeras retro, en telas de alegres estampados florales. En medio coloque una mesilla redonda vintage de madera maciza, para colocar una lámpara, un jarrón o un florero antiguo.
Cuidado, una butaca orejera puede provocar adicción
El diseño de una butaca orejera está orientado, claramente, a prodigar comodidad. Los emblemáticos brazos de estas butacas envuelven, literalmente, a quien busca el relax en su mullido asiento y su respaldo sin igual. Por eso debe salvaguardar a su butaca orejera de posibles adicciones, pues quien la prueba, la elige como asiento favorito.
No se extrañe si su orejera se convierte en la butaca más deseada de la casa, y es disputada por toda la familia. Combine sus butacas orejeras con mesas auxiliares finas, de madera de alta calidad, como la de roble, caoba o palisandro. Puede combinar la base de madera de la butaca orejera del salón con la de las mesas, aparadores o vitrinas que concurran en el mismo espacio, para conseguir armonía visual y un estilo homogéneo. El aire sofisticado de una butaca orejera es fruto de su estirpe, pues estos muebles brillaron en la Inglaterra de Jorge III. Nunca han dejado de fabricarse.Descubra el sitio acertado para su butaca
Puede aportar la calidez de una butaca orejera a diversos ambientes. A continuación le daremos algunas ideas, pero anímese y descubra más alternativas en función de la arquitectura de su casa.
Cree un rincón de lectura único con una butaca orejera clásica revestida en piel color habano, un reposapies a juego, una lámpara de pie vintage y una consola con, al menos, un cajón. Le vendrá genial para guardar gafas, marcapáginas, servilletas y todos los elementos que quiera tener a mano mientras disfruta de su libro de turno.
Su dormitorio aceptará encantado a una butaca orejera, que cumplirá la función de butaca descalzadora. Su estilo debe concertar con el de la cómoda, el sinfonier o el tocador.
Un recibidor espacioso quedará espectacular con dos sillones o butacas orejeras retro, en telas de alegres estampados florales. En medio coloque una mesilla redonda vintage de madera maciza, para colocar una lámpara, un jarrón o un florero antiguo.
Vía: Westwing
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