¿Es de los que cree que quien vive en un ático disfruta de maravillosas vistas, silencio sepulcral, luz abundante y terraza de escándalo? Pues está en lo cierto. Pero no crea que todo esto viene dado. Para poder disfrutar del ático de sus sueños es necesario intervenir de forma lógica, acertada y cuidada. El estudio de arquitectura A53 nos enseña con este magnífico ático en Barcelona cómo transformar un espacio de 53m² conservando los valores originales y exprimiendo su potencial.
Nueva planta, nuevas posibilidades
Casi lo primero que uno busca al entrar en un ático, es el exterior. El ojo circula por la estancia buscando la fuente abundante de luz que hace que el interior se encienda. Es por eso que la intervención trata de despejar el espacio al máximo, y buscar una comunicación fluida entre ambos extremos de la casa. Así, la antigua y tortuosa distribución deja paso a un esquema más holgado, práctico y contemporáneo, que permite la optimización de la superficie disponible y aprovechamiento del programa. Huelga decir que la luz, ahora sí, lo baña todo.
Abierto y continuo
El proyecto plantea una sucesión de usos y una transición lógica entre estancias. De esta forma, se accede a un espacio de receso que da paso a la cocina/comedor, que a su vez se abre hacia el salón, y finalmente a la terraza. El espacio reservado a la cocina organiza el interior en dos bandas, fusionando las vías de circulación con el programa, y haciendo un uso inteligente de la zona. La pared posterior se pinta de oscuro, en contraste con el resto de la envolvente blanca, creando un recinto cromático que define el contorno de la estancia y ofrece cierta sensación de recogimiento. El despliegue de mobiliario y electrodomésticos siguen las premisas de simplicidad y practicidad.
Luz sobre blanco
El resto del espacio principal, envuelto en blanco por pavimento, paredes y techo, se eleva unos centímetros de la cota de la cocina, como en un plinto, de camino hacia la terraza. La eliminación del falso techo desvela la estructura original del techo, de bovedillas cerámicas, posteriormente cubierto con pintura para potenciar la sensación de amplitud y nitidez. Un bastidor de estructura de madera corta la casa longitudinalmente en dos bandas, organizando el programa en términos de privacidad. El mueble-bastidor ofrece espacio de almacenamiento, superficie de apoyo, y cuenta con una pantalla de u-glass que permite que la luz se comparta de un lado al otro de la casa.
La madera y las vistas
La terraza es el tesoro de la casa y el motivo principal por el que uno se decide por la última planta de un edificio. El suelo se cubre por completo con una tarima para exteriores, que pliega al final para dar forma a un cómodo banco de obra. El espacio ofrece la posibilidad de ampliar el interior funcionalmente, y extender el programa hacia fuera, abogando por un estilo de vida más holgado y fresco.
La multifunción
Al otro lado del mueble bastidor encontramos un espacio multifuncional, que es a la vez vestidor, estudio y zona de paso entre el dormitorio y el baño. La doble y triple función de las estancias propone una nueva forma de aprovechamiento del espacio, más sencilla y descomprimida. El baño disfruta de un generoso ventanal hacia el patio interior, que ofrece luz ambiental, perfecta para este tipo de estancias. Una amplia encimera sujeta el lavabo, contra el panelado traslúcido, permitiendo que la claridad del salón transpire hacia este lado de la casa.
Luz y descanso
La luz del dormitorio principal encoge las pupilas. La estancia se sumerge en una claridad y nitidez envidiables, combinando el blanco impoluto de paredes, carpinterías y techo, con la baldosa azul grisácea del pavimento. La estancia invita al descanso y ensoñación, utilizando como única herramienta las figuras creadas por la luz proyectada sobre las superficies. Así es vivir en un ático.
Para más información visiten: A53
Vía: habitissimo
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