Vamos a hablarles de tradición y carácter en un entorno privilegiado. Porque la innovación culinaria y la arquitectónicas se dan de la mano en el nuevo Hotel Akelarre. Situado a pocos kilómetros del centro de San Sebastián, ocupa la ladera norte de una de las joyas de la ciudad: el monte Igueldo. Por eso ello le brinda unas vistas únicas al mar Cantábrico. El nuevo hotel, obra del estudio de arquitectura madrileño Mecanismo, envuelve el edificio que alberga el afamado restaurante tres estrellas Michelin de Pedro Subijana. Y también constituye el sueño de su creador: pasar de la buena mesa a la buena cama.
Tipología singular
En buena parte responsable de las vistas es la propia tipología del edificio. Son cinco cubículos de piedra que emergen de la ladera del monte hacia el mar. Alberga en su interior 22 habitaciones, en dos niveles, todas ellas orientadas al mar. Todas ellas son funcionalmente similares, independientemente de su dimensión (a partir de 50 m2) y categoría.
Interior sobrio y elegante
Su decoración remite a un estilo contemporáneo, sobrio y elegante. Destaca la elección de líneas puras y materiales nobles de gran calidad: piedra, madera o acero.
El salón, también en sintonía con toda la arquitectura, recoge las sensaciones pretendidas con la calidez de las texturas, luces y materiales. Y está distintivamente personalizado con el diseño del mobiliario firmado por los arquitectos de Mecanismo para el proyecto.
En el caso de los exteriores, por ejemplo, se han utilizado piezas de Kettal (firmadas por Rodolfo Dordoni, Jasper Morrison y Doshi Levien).
Suites de excepción
Las excepcionales suites de 100m2 incluyen, además de todas las comodidades anteriores, un vestidor, una amplia terraza con ventanales de suelo a techo y una pequeña piscina exterior que se puede disfrutar en cualquier momento del año. Todas ellas con las omnipresentes y espectaculares vistas panorámicas al Golfo de Vizcaya.
Confortable spa
En el espacio spa se ha desarrollado un innovador sistema constructivo para algunas de las estancias. En ellas sobresale la piedra, lo que proporcionan a estas zonas de relajación gran calidez y un gusto estético muy especial.
Interior sobrio y elegante
Su decoración remite a un estilo contemporáneo, sobrio y elegante. Destaca la elección de líneas puras y materiales nobles de gran calidad: piedra, madera o acero.
El salón, también en sintonía con toda la arquitectura, recoge las sensaciones pretendidas con la calidez de las texturas, luces y materiales. Y está distintivamente personalizado con el diseño del mobiliario firmado por los arquitectos de Mecanismo para el proyecto.
En el caso de los exteriores, por ejemplo, se han utilizado piezas de Kettal (firmadas por Rodolfo Dordoni, Jasper Morrison y Doshi Levien).
Por otra parte, el hotel enfatiza estéticamente la cuidadosa selección de los materiales, muebles y elementos decorativos. Como resultado, sobresale el uso de los recursos naturales y materiales, tradicionales pero intemporales como la piedra, madera, metal y lino, aunque sin renunciar a la investigación y al uso de técnicas novedosas.
Son precisamente estos materiales los que permiten generar diversos ambientes y atmósferas, proporcionando al hotel un ambiente sobrio y sereno de gran personalidad.
Por otra parte, las espaciosas habitaciones también han sido decoradas con un estilo elegante y sobrio, en el que destacan la presencia de los materiales nobles, la gran calidad de los acabados y el equipamiento, así como las vistas al exterior.
Suites de excepción
Las excepcionales suites de 100m2 incluyen, además de todas las comodidades anteriores, un vestidor, una amplia terraza con ventanales de suelo a techo y una pequeña piscina exterior que se puede disfrutar en cualquier momento del año. Todas ellas con las omnipresentes y espectaculares vistas panorámicas al Golfo de Vizcaya.
Confortable spa
En el espacio spa se ha desarrollado un innovador sistema constructivo para algunas de las estancias. En ellas sobresale la piedra, lo que proporcionan a estas zonas de relajación gran calidez y un gusto estético muy especial.
Tanto para las terrazas como para el spa se ha utilizado mobiliario de Kettal. En concreto, las tumbonas de su colección Bitta.
Especialmente relevantes son las terrazas superiores. Suponen seis cubículos tallados en la piedra que ofrecen una panorámica excepcional al horizonte. Un ramal completamente envuelto en madera, discurre longitudinalmente en cada nivel. Funciona a modo de espacio de circulación por los cubos,conectándolos entre si. Y también con el resto de los espacios de uso común del hotel: wellness, comedor, bodega y salón. Todo un encomiable ejercicio de arquitectura y diseño exterior. Una sabia mezcla de innovación y tradición.
Para más información visiten: Hotel Akelarre, Mecanismo
Vía: diarioDESIGN
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