Ya hemos hablado en otras ocasiones de la importancia del arte en la decoración a lo largo de todos los tiempos. Aunque hasta ahora nos hemos centrado en la escultura como medio para decorar casas, en este post nos centraremos en quizás la más reconocida representación del arte: la pintura.
La pintura ha sido desde el principio de la humanidad el elemento más recurrido a la hora de vestir cuevas, casas señoriales, mansiones o palacios. Incluso a menor nivel las casas rústicas o playeras se han llenado de pinturas de bodegones o motivos náuticos.
Aunque tradicionalmente la decoración con motivos pictóricos se centraba en la pintura clásica, a partir del impresionismo las casas empezaron a llenarse de manchas de color y a utilizarse en combinación con otros elementos decorativos, como cojines o alfombras.
Posibilidades de decorar con pintura hay muchas: Una de las más características es colocar un gran cuadro abstracto sobre el sofá para decorar el salón, pero también podemos emplearlo como cabecero en el dormitorio, colocar varios cuadros en serie de gran tamaño en el pasillo o recibidor, apoyarlos sobre la chimenea o sobre el suelo en diferentes tamaño, utilizar pequeñas piezas bien independientes o bien a modo de tríptico en cualquier zona de la casa. La pintura puede incluso aportar un efecto especial si se coloca en baños o cocinas, aunque en estos casos deberá ir bien protegida para resguardarse de la humedad o de los humos y olores. E incluso puedes probar a hacerlo con las puertas para un efecto realmente impactante.
Lo que sí hay que tener en cuenta, al igual que con la escultura, es que el efecto de la pintura es tan potente que se convertirá en el foco de la estancia, por lo que deberemos tender a emplear muebles en tonos neutros que no desvíen la mirada, aunque sí podremos combinar cojines o ropa de cama en el color predominante de la obra pictórica para darle homogeneidad a la decoración del espacio.
En cuanto a estilos, puede combinar la pintura clásica con un interior muy contemporáneo y el efecto quedará espectacular, aunque lo más habitual en interiorismo es emplear pinturas abstractas con uno o dos tonos predominantes que ayuden a la decoración del conjunto.
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