martes, 28 de junio de 2016

El reto de venderse uno mismo: las oficinas de Boox, en Jerez.


En Boox, una agencia de diseño gráfico, web y marketing digital, tenían muy claro que sus clientes debían saber cómo trabajan nada más entrar por la puerta del estudio. O sea, el interiorismo debía reflejar su forma de trabajar. El resultado: unas oficinas que por su aspecto bien podrían estar ubicadas en alguna de las típicas fábricas del siglo pasado y ahora cotizados lofts en Nueva York. Con una clara diferencia: Boox tiene su estudio en Jerez de la Frontera (Cádiz).



Con un proyecto de interiorismo realizado por Pablo Ruiz y Rocío Monescillo (CEO y fundadores de Boox) y de la mano del arquitecto Israel Bueno, Boox se ha dotado de unas oficinas con un marcado aire industrial, donde sobresalen el ladrillo, la madera envejecida, el hierro y el óxido.
Además de una fuerte identidad, el proyecto de diseño tenía el reto de convertir el espacio en un sitio inspirador, diáfano, donde no hubiera muros que dificultasen la comunicación; un lugar donde las ideas y el buen rollo fluyesen de mesa en mesa, de café en café…
En las paredes se han usado paneles de ladrillo rústico envejecido y maderas de palets colocadas bajo una estructura de montaje de pladur. De esta forma, se ha logrado un revestimiento low cost para más de 200 m2 de estudio.
Para el suelo se buscó una solución que imitase el cemento pulido, dado que la empresa está ubicada en una primera planta y era imposible introducir maquinaria. Se optó por un suelo de PVC que imita al cemento envejecido y que, a la vez, logra un mayor confort y calidez, sobre todo en los meses de invierno.
En cuanto al techo, se conservó el original, pintándolo de negro y revistiéndolo de placas de hierro y paneles perforados, todas colocadas de forma que encajasen con el dibujo que forman los tubos galvanizados vistos de climatización.
Todos estos elementos destacan gracias a la potente luz natural que se cuela por las enormes ventanas de hierro que, divididas en cuadrículas de 50 cm, remarcan todavía más el espíritu industrial del estudio.
Los interioristas se han encargado del diseño de las lámparas de techo, realizadas a mano, e inspiradas en los antiguos focos de los barcos. También han diseñado el mobiliario (estanterías, mesas y recepción) realizados en hierro con madera de pino de 3 cm.
Las cajas de madera antiguas, una máquina retro de Coca Cola , bicicletas y plantas completan la decoración de las oficinas.
Mención aparte merce el container, uno de los elementos más característicos del nuevo espacio. Pintado con el Pantone 108, el color corporativo de Boox, sirve como la sala de reuniones, presentaciones, cafés… Todas las ideas y proyectos salen de ahí…o bien de las charlas distendidas en un sofá Chester en gamuza de color marrón adquirido en Decoración Vintage, como las sillas y las lámparas de techo.

En definitiva, Boox ha creado unas oficinas que invitan a disfrutar; realmente revelan que ellos también lo hacen con su trabajo. Objetivo cumplido.

Para más información visiten: Boox
Vía: diarioDESIGN











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