Concebido como vivienda pero también como un espacio donde su propietaria, una diseñadora de moda y coleccionista de arte africano, pudiera celebrar pequeños eventos sociales, este apartamento parisino del siglo XIX fue reformado por la arquitecta catalana Paola Bagna (Spamroom), que contó con la colaboración del estudio LEAinvent.
La nueva distribución, que eliminó los tabiques originales, sirvió para establecer dos zonas claramente diferenciadas: una más pública y otra más privada. De esta manera, la vida social no interfiere en la privada y viceversa. Un pequeño distribuidor es el nexo de transición y separación entre una y otra.
La primera zona, donde la ligereza de los materiales crea un lienzo casi neutro, tiene como punto de arranque una sorprendente cocina que también asume la función de vestíbulo al estar ubicada justo a la entrada de la vivienda. Como la propietaria no cocina mucho en casa y debido a su situación, se optó por integrarla en el espacio mediante un diseño que la aleja de convencionalismos.
De esta manera, se ha proyectado como una serena colección de objetos escultóricos que ven realzadas sus formas gracias a la iluminación superior e inferior: un monolito de mármol pulido (barra americana), una masa espejada de suelo a techo (el aseo de los invitados) y una pared de hormigón pulido (armarios ocultos).
En esta misma zona de acceso, se encuentra el lavabo de invitados, cuyo original alicatado con azulejos turcos de Iznik crea un bello patrón mural que pasa a formar parte de la entrada cuando se deja abierta la puerta corredera.
El dormitorio principal con vestidor, el de invitados y dos baños (uno para cada habitación) conforman la parte más privada. El vestidor está formado por una pared de armarios de roble cerusa negro con tiradores de lucite. Mientras, los baños ofrecen dos personalidades distintas en función de las juntas de los azulejos en blanco o negro.
Como en muchos apartamentos parisinos, la planta del edificio está organizada alrededor de dos tranquilos patios interiores y, por lo tanto, al abrigo de la calle. La nueva distribución hace que cada habitación tenga una ventana al patio que le proporciona luz natural y ventilación.
Al eliminar los tabiques, también se retiró el antiguo parquet de roble chevon oscuro (que se reutilizó en otro proyecto) y se sustituyó por otro más ligero de lamas de abeto Douglas blanqueado. La orientación de los tablones junto a la iluminación superior sirven como guía desde el vestíbulo al salón.
Explica la arquitecta Paola Bagna que el objetivo del proyecto era “crear una tranquila secuencia de espacios con un diseño refinado y un uso apropiado de los materiales. El apartamento ofrece luminosidad y generosos espacios adaptados a una coleccionista de arte y diseñadora de moda como plataforma donde mostrar las piezas de su colección privada: un espacio para recibir invitados, por un lado, y ofrecer un tranquilo respiro, por otro.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario