La reforma integral de esta vivienda, situada en la zona alta de Barcelona, consistió en ganar funcionalidad de cara a acoger una familia de cuatro personas. La interiorista Gloria Fernández Mateos (GFM-Estudio) partió de un piso de cuatro dormitorios, dos baños, habitación de servicio con baño integrado y cocina cerrada conectada a un lavadero. El proyecto comenzó abriendo espacios y potenciando la cocina como centro del hogar.
En la nueva vivienda, sala de estar, comedor y cocina comparten el mismo ambiente, siendo la isla el punto de reunión. En este espacio blanco y puro, un mueble para la televisión separa la zona del salón, situada justo a la entrada al piso, de la mesa del comedor, más cercana a la cocina.
Fruto de la división de la antigua entrada de servicio, surge la polivalente habitación de invitados y sala de juegos de los niños, donde unas puertas correderas de suelo a techo descubren u ocultan el espacio según su uso. Al igual que éstas, todas las puertas del pasillo llegan hasta el techo para acrecentar la sensación de altura.
Al fondo de este corredor, una puerta lacada blanca, que se mimetiza con las paredes, se abre al dormitorio principal. La suite consta de dos estancias conectadas más la antigua terraza, incorporada a la habitación y convertida ahora en un despacho que puede independizarse mediante unos screens automáticos.
El cabezal de la cama, que incorpora una fuente de luz LED integrada, separa la habitación del baño. La pieza central es la bañera, revestida en la misma madera sobre la que descansa el lavamanos, roble y tablero marino. Además, sirve para separar la ducha de la zona del inodoro.
Ya en la terraza, se creó un banco de obra revestido de microcemento, que cuenta con espacio de almacenamiento. Una barra con mesas y una mecedora-columpio aportan la calidez necesaria para disfrutar de las noches mediterráneas de la ciudad de Barcelona.
Para más información visiten: GFM
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