Los setos son uno de los elementos clásicos de los jardines. Sirven para demarcar el espacio, y a menudo para librarnos de miradas indiscretas o tapar vistas indeseadas desde nuestro jardín. Elegir las especies adecuadas y mantenerlos siempre pulcros es fácil teniendo en cuenta algunos consejos de jardinero profesional.
Planificación del seto
Los setos se suelen clasificar en formales e informales:
Los setos formales suelen tener forma geométrica y normalmente se utiliza una sola especie para diseñarlos (aligustre, boj, arizónica, leilandi, ciprés…). Suelen necesitar podas periódicas para mantener una forma armoniosa y para mantener la altura deseada (altos, bajos…). Se emplean en superficies bien definidas (junto a una pradera de césped bien recortada o un sendero de gravilla, un porche enlosado, etc.) y en general en jardines urbanos.
Los setos informales están constituidos por otro tipo de plantas o a veces por una mezcla de varias especies. Necesitan mucho menos mantenimiento que los setos formales y suelen tener floración (adelfas, rosales, hibiscos, camelias…). Por eso son la elección más acertada para jardines rurales, junto a prados, cercas, etc.
Altura del seto
Además, es importante saber qué altura se desea para el seto:
Los setos altos miden más de 2 metros y suelen configurarse para actuar como pantallas de ocultación y frente al ruido. Las especies elegidas suelen ser de hoja perenne como arizónicas, ciprés de Lawson, etc.
Los setos medianos tienen entre 1 y 2 metros de altura. Su misión es la de delimitar espacios para evitar abarcar con la vista la extensión total de un jardín grande. Pueden servir por ejemplo para separar un sendero de la pradera de césped o delimitar el camino de entrada a la casa. Se suelen emplear para setos medianos especies como el boj, el aligustre, el evónimo, el hibisco, la thuya, el laurel real o la lantana.
Los setos bajos tienen entre medio y 1 metro y se puede decir que su función es meramente ornamental, para crear jardines dotados de dinamismo y crear diferentes focos de atención. Se suelen utilizar plantas como la adelfa enana, el romero, el boj o el pitosporo.
Plantación del seto
A la hora de plantar el seto conviene tener en cuenta varios consejos. El seto perenne se planta en primavera, mientras que las plantas de hoja caduca habrán de instalarse en otoño cuando ya ha pasado el máximo calor y antes de que empiece a helar.
Es el momento de pensar también si conviene instalar una lámina geotextil en todo el perímetro del seto para no tener que proceder periódicamente al deshierbado. También se puede acolchar con corteza de pino o grava. Esto es aconsejable en setos perimetrales de jardines con una gran superficie. También es necesario decidir, en función de la zona, si conviene instalar tutores en cada planta: es especialmente aconsejable en sitios con mucho viento o en aquellos donde el seto no esté protegido por una valla metálica, por ejemplo.
Para empezar a plantar, hay que delimitar con hilo y estacas el recorrido del seto, y excavar una zanja profunda, en general, el doble de ancha y profunda que la medida del cepellón. Para que el trabajo sea más liviano es mejor utilizar palas de calidad como las palas Terraline de Gardena (a partir de 39,95 €).
No por juntar más las plantas conseguiremos un seto más tupido y frondoso… Es necesario respetar una distancia al plantar de 80 cm a un metro más o menos en setos altos, de medio metro en setos medianos, y de 35 cm aproximadamente en setos bajos. Si se trata de un seto informal, la distancia puede ser algo mayor. Durante la plantación, la tierra que se ha extraído debe mezclarse con un abono orgánico, tipo estiércol, turba o humus de lombriz (unos 2 o 3 kg de abono por cada metro lineal de seto). Y finalmente se puede añadir un abono químico.
Riego y abonado
El seto debe regarse abundantemente tras su plantación. Para librarse después del riego manual, que resulta muy tedioso en los meses de calor, lo mejor es instalar un sistema de riego por goteo. Hay que tener en cuenta que seto alto precisará más agua que un seto bajo. Se aconseja un caudal de unos 8 a 10 litros de agua por cada planta y en cada riego de un seto alto. El abonado ideal del seto durante su crecimiento se debe realizar dos veces al año: un fertilizante químico en primavera o en otoño y abono orgánico en invierno. Después no conviene abonar demasiado para evitar tener que podar muy a menudo.
La poda
Hay que imponerse como norma la pulcritud, especialmente de los setos de tipo geométrico y los perimetrales. Para ello es necesario un mantenimiento impecable desde un primero momento, porque será decisivo para lograr que el seto sea tupido y frondoso. Un error común es dejar que el seto crezca hasta la altura deseada para empezar a recortarlo: lo único que se conseguirá será una base estilizada al extremo a la que apenas llegarán los rayos de sol. Por el contrario, es mejor que la base sea ligeramente más ancha. Para empezar con buen pie, es necesario realizar la primera poda cuando las plantas tengas unos 25 a 30 cm de altura.
Recortar los lados y luego la parte arriba es la forma de hacer una buena poda. Si se decide a podar un seto alto usted mismo, es necesario tomar precauciones para evitar caídas desde lo alto de la escalera con una herramienta eléctrica en marcha entre las manos… Lo mejor es hacerse con un recortasetos telescópico, tipo el Accu THS Li-18-/42 de Gardena (169 €, aprox.), que sirve para podar setos de hasta 3 metros de altura. Se puede realizar la poda desde el suelo, y además, al contar con batería de litio, ningún cable molesta durante la faena...
Por supuesto que la poda de los setos con flor se debe hacer respetando la etapa de floración. Para los setos bajos se puede utilizar un recortasetos manual. La tijera recortasetos manual Comfort de Gardena 399-20 tiene un precio de 28,95 €.
Fotografías: Gardena
Vía: Deco Estilo
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