Las pinturas con la base de agua son las más fáciles de trabajar, además no desprenden malos olores y el material que hayamos usado se limpiará fácilmente simplemente con agua.
Tienen un alto poder para cubrir superficies y su resultado no varía con el paso del tiempo. El color blanco nunca amarilleará. El resultado final es el de un acabado poroso y mate, muy adecuado para ambientes naturales.
Las pinturas al agua deben aplicarse también sobre una base de agua, ya que si la base de la pintura sobre la que vamos a pintar es de aceite, la pintura no conseguirá adherirse.
Vía: Deco Estilo
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