Dentro del recinto portuario de la ciudad de Málaga, se ubica a pie de muelle este nuevo restaurante -Café de París. El proyecto se debe al arquitecto Juan Carlos Rodriguez Porras y ha sido confeccionado a la exacta medida del Chef José Carlos García.
Desde este escaparate abierto al mar Mediterráneo, y junto a símbolos de la ciudad como La Catedral y La Alcazaba, el cocinero muestra a sus clientes la alta gastronomía malagueña con una mezcla de cocina tradicional e innovación.
El nuevo establecimiento cuenta con tan sólo 6 mesas y funciona como herramienta de promoción de las otras unidades desarrolladas por el Café de París en el complejo comercial Muelle Uno: Eventos y Tapas.
La decisión más valiente del diseño del proyecto ha sido en relación con su imagen exterior: la cocina se encierra en un cubo de cristal que avanza hacia la plaza, de forma que la agitada pero ordenada actividad de la cocina, casi litúrgica, es contemplada por todos los viandantes que pasen por su entorno próximo.
De cara al interior, con un trazado audaz, la sala se concibe como un guiño a la arquitectura popular andaluza: filtros de cañizo tamizan la luz del sol como si nos envolviese el cesto de un cenachero, protegiendo a los comensales de las miradas indiscretas pero liberando las visuales superiores, para que el entorno inmediato inunde la sala de forma controlada.
Estos filtros pueden reubicarse libremente para mostrar al exterior la actividad que se produce en la sala durante todo el proceso previo de montaje de mesas y engalanamiento. Se prescinde del telón de una coreografía diaria que habitualmente ha sido relegada a bambalinas: planchado de manteles, arreglos florales…
La única pared ciega del local reproduce de forma abstracta un banco de boquerones iluminado cenitalmente. Se considera una pared viva en el que la plata del boquerón se hace más evidente conforme se avanza por ella hacia la oscuridad. Pequeños leds simulan sutilmente sus brillantes ojos y algunos, sabedores de todo lo que la cultura andaluza cobija, contienen frases populares de esta región.
Con la misma capacidad que el restaurante interior, la Terraza Gastronómica posee un cerramiento acristalado sin perfilería y cubierta impermeable deslizante y, puesto que tres de sus caras están totalmente abiertas, ofrece la posibilidad de fumar en ella. Además, el espacio exterior permite ser climatizado y disfrutado en cualquier época del año.
La Sala de Eventos complementa estos espacios. Se puede dividir en tres unidades independientes con una capacidad máxima de 40 personas cada una, aportando la máxima flexibilidad.
Las salas se distribuyen en torno a un pasillo en el que el principal protagonista y denominador común es un muro verde vertical que contiene plantas aromáticas al tacto que evocan la sensación de frescor de los patios andaluces.
La conexión de la Sala de Eventos con el exterior es total, pudiendo generarse un único espacio, puesto que sólo está separado por un tabique móvil de vidrio deslizante. Todas las salas reciben a su vez luz natural cenital desde sendos lucernarios.
Finalmente, el Kiosco Gastronómico se caracteriza por su manufactura sencilla y avalado por la casa madre, poseedora desde hace mas de diez años del “estrellado galardón”, está inspirado en el “picoteo malagueño” y es el lugar donde el fresco-creativo se encuentra a precio popular. Su arquitectura y decoración reflejan el espíritu relajado de nuestros tradicionales merenderos.
Para más información visiten: Café de París
Vía: diarioDESIGN
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