Panino Giusto es toda una institución en Milán desde hace tres décadas. Sus paninis triunfan por la calidad de sus ingredientes y su elaboración tradicional. Así que Sandra Tarruella lo tuvo claro cuando le encargaron el interiorismo de un nuevo local en la capital lombarda. El cliente tenía que respirar el aroma de la marca al cruzar la puerta, más allá del de los sándwiches.
Para conseguir este efecto, la interiorista catalana y la responsable del proyecto, Cecilia Moret, se inspiraron en el diseño milanés de los años 50, 60 y 70. Una elección justificada por su analogía con la marca, que precisamente nació a finales de esas fechas.
Gran parte del éxito del made in Italy y de los paninis de Panino Giusto se basa en la calidad del producto. A ambos les ha funcionado fuera de sus fronteras. Al primero a nivel internacional, y al segundo en el resto de Italia y en Japón, donde cuentan con cinco establecimientos. Por otra parte, el estilo italiano goza de una atemporalidad que sirve a Tarruella para unir pasado y presente en este proyecto.
También en el tema de los colores las similitudes vienen rodadas: la paleta que define a la marca – verde, rojo y beige – son colores comunes en el diseño y la arquitectura italiana de mitad del siglo veinte. Estos tres ganan presencia en todo el local al resaltar sobre la madera del mobiliario y sobre los grises y blancos que actúan de fondo.
El espacio, de 215 metros cuadrados e intervenido por el arquitecto Giuseppe Leida, se divide en un bajo en forma parecida a L y un semisótano de efecto abovedado gracias a una plancha de madera que recorre la pared y el techo creando una semivuelta.
Los materiales empleados también buscan semejanzas con el espíritu de la marca, por ello se ha recurrido a elementos nobles como la madera, el hierro, el latón y el mármol. El hormigón también gana presencia al ser protagonista en el suelo y un gran pilar central.
Destaca la diversidad del mobiliario, que ofrece distintas posibilidades a los clientes. Taburetes encarados a los ventanales, mesas comunitarias para grupos y bancos con cojines para un ambiente más reservado se apoderan del local.
Los taburetes Mezzadro son un diseño de Achile Castiglioni mientras que la librería de la entrada está inspirada en la librería Infinito de Franco Albini. Éstos conviven con diseños de la propia Tarruella u otras marcas. Tradición sin perder actualidad.
También varía el color del mobiliario en función, en este caso, del tipo de mueble. Los colores corporativos protagonizan elementos como la estantería o estancias como el semisótano, mientras que en las mesas impera el color natural de la madera, a excepción de las mesas comunitarias, salpicadas con el mismo color que los del resto de la marca.
En el apartado de la iluminación también se han creado diferentes juegos. Los grandes ventanales de guillotina que se han abierto para ganar visibilidad con el exterior proporcionan una buena entrada de luz natural. Pero también se han iluminado puntualmente las partes de mayor interés con diferentes lámparas. Mientras que para el semisótano se ha buscado una luz más acogedora con lámparas de latón. Éstas, por cierto una reinterpretación de un diseño de Gio Ponti.
Para más información visiten: Sandra Tarruella
Vía: diarioDESIGN
Para conseguir este efecto, la interiorista catalana y la responsable del proyecto, Cecilia Moret, se inspiraron en el diseño milanés de los años 50, 60 y 70. Una elección justificada por su analogía con la marca, que precisamente nació a finales de esas fechas.
Gran parte del éxito del made in Italy y de los paninis de Panino Giusto se basa en la calidad del producto. A ambos les ha funcionado fuera de sus fronteras. Al primero a nivel internacional, y al segundo en el resto de Italia y en Japón, donde cuentan con cinco establecimientos. Por otra parte, el estilo italiano goza de una atemporalidad que sirve a Tarruella para unir pasado y presente en este proyecto.
También en el tema de los colores las similitudes vienen rodadas: la paleta que define a la marca – verde, rojo y beige – son colores comunes en el diseño y la arquitectura italiana de mitad del siglo veinte. Estos tres ganan presencia en todo el local al resaltar sobre la madera del mobiliario y sobre los grises y blancos que actúan de fondo.
El espacio, de 215 metros cuadrados e intervenido por el arquitecto Giuseppe Leida, se divide en un bajo en forma parecida a L y un semisótano de efecto abovedado gracias a una plancha de madera que recorre la pared y el techo creando una semivuelta.
Los materiales empleados también buscan semejanzas con el espíritu de la marca, por ello se ha recurrido a elementos nobles como la madera, el hierro, el latón y el mármol. El hormigón también gana presencia al ser protagonista en el suelo y un gran pilar central.
Destaca la diversidad del mobiliario, que ofrece distintas posibilidades a los clientes. Taburetes encarados a los ventanales, mesas comunitarias para grupos y bancos con cojines para un ambiente más reservado se apoderan del local.
Los taburetes Mezzadro son un diseño de Achile Castiglioni mientras que la librería de la entrada está inspirada en la librería Infinito de Franco Albini. Éstos conviven con diseños de la propia Tarruella u otras marcas. Tradición sin perder actualidad.
También varía el color del mobiliario en función, en este caso, del tipo de mueble. Los colores corporativos protagonizan elementos como la estantería o estancias como el semisótano, mientras que en las mesas impera el color natural de la madera, a excepción de las mesas comunitarias, salpicadas con el mismo color que los del resto de la marca.
En el apartado de la iluminación también se han creado diferentes juegos. Los grandes ventanales de guillotina que se han abierto para ganar visibilidad con el exterior proporcionan una buena entrada de luz natural. Pero también se han iluminado puntualmente las partes de mayor interés con diferentes lámparas. Mientras que para el semisótano se ha buscado una luz más acogedora con lámparas de latón. Éstas, por cierto una reinterpretación de un diseño de Gio Ponti.
Para más información visiten: Sandra Tarruella
Vía: diarioDESIGN
No hay comentarios:
Publicar un comentario