Las puertas que de descuelgan o se comban pueden convertirse en un engorroso problema en las casas, que a veces sufrimos sin ponerle fin. Afortudamente, arreglar una puerta que roza tiene fácil arreglo, incluso aunque el bricolaje no le apasione… Si quiere ahorrarse la factura del carpintero, ponga en práctica estos consejos.
Es un problema muy común: las pesadas puertas de entrada terminan por rozar los suelos o rajar moqueta…. Y sin embargo lo asumimos estoicamente, aprendiendo a abrirlas y cerrarlas con un movimiento de cadera que se acompasa con el de la llave en la cerradura, tirando de la puerta hacia nosotros o subiéndola ligeramente hacia arriba… ¿A qué le suena?
Pues bien, no merece la pena el esfuerzo, como entenderá si lee los consejos y trucos fáciles que le explicamos aquí. Lo primero es observar detenidamente la puerta, abriéndola y cerrándola y detectando el problema. Aquí tiene varias posibilidades y su solución.
Apretar bisagras de puertas sin ayuda
Las puertas se descuelgan cuando se aflojan las bisagras por el uso continuo y el paso del tiempo. El problema es que las puertas, especialmente las de entrada con algún tipo de seguridad adicional, pesan una barbaridad… La primera medida es apretar los tornillos. Si no tiene ayuda para sujetar la hoja mientras lo hace, necesitasrecurrir a este truco sencillo: emplee una cuña de madera justo en el canto frontal de la hoja. Ahora ya puede apretar los tornillos sin problemas ¡y sin ayuda!
Lijar la puerta descolgada
Si el problema persiste, entonces deslice papel de lija por el canto inferior de la puerta y frótela de lado a lado. Si el roce es mínimo, puede ser la solución definitiva.
El truco de la arandela
Otra solución, si apretar los tornillos o lijar por debajo es insuficiente para corregir el roce de la puerta, es retirar ésta e introducir una arandela en el bulón (tornillo grueso) de cada bisagra. A veces ese sencillo gesto permite por sí mismo solucionar el problema.
Si nada funciona, cepillar la puerta…
Si el problema no se ha solucionado aún, entonces no queda más remedio que realizar la tarea que hacen los carpinteros profesionales: ‘cepillar’ la puerta. Se llama así porque se usa un instrumento denominado cepillo, que va rebajando la madera ligeramente. Previamente, marque con un lápiz el lugar de roce.
Pero éste no es el único problema de las puertas. Estas son las soluciones a algunos otros problemas muy comunes en las puertas…
Puertas que no cierran: placa con holgura
La dilatación y la contracción que sufre la madera con los cambios de temperatura hace que con el tiempo la hoja de la puerta se deforme. El resultado es que la puerta no cierra al haberse alejado de la placa que aloja el pestillo. A veces la solución es tan fácil como calzar un cartón detrás de la placa.
Lo único que debe hacer es retirar los tornillos e introducir un cartón del tamaño adecuado entre la placa y la puerta.
Puertas que chirrían
Las bisagras que chirrían son muy molestas. Si no quiere cambiarlas por unas nuevas, saque un poco el vástago y aplique grafito en polvo sobre las partes móviles de la bisagra. El polvo lo puede obtener usted machacando mina de lápiz.
Bisagras que bailan
Es común que las bisagras de determinados tipos de puertas terminen bailando. El problema es que los tornillos ya no las sujetan, porque el orificio se ha dado de sí. Una solución muy ingeniosa es retirar los tornillos e introducir tees de golf, con un poco de cola de carpintero. Cuando no pueda introducirlos más, sierra y lije los tees de golf, y practique un nuevo orificio para alojar los tornillos.
Vía: Deco Estilo
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