El estudio A-cero es el autor de esta vivienda unifamiliar ubicada en la República Dominicana. El clima benigno que predomina durante todo el año en la isla caribeña, así como la situación de la parcela de 7.000 m2 en la que se asienta la casa, han condicionado de antemano el proyecto.
Con una idea arquitectónica singular y acertadamente arriesgada, se plantearon dos bloques bien diferenciados de los que surge un juego de volúmenes curvos que buscan la verticalidad desde la cubierta.
Desde el acceso principal, la casa parece esconderse detrás de una concesión de muros curvos que crean un conjunto escultórico. En medio, una gran puerta de dos hojas en madera da acceso a la vivienda.
Toda la vivienda disfruta de ventilación cruzada, para así poder aprovechar todas las ventajas del clima caribeño sobre todo la brisa marina.
La vivienda se ha proyectado en una sola planta por exigencia del programa de necesidades del cliente. Para vestirla se ha utilizado una piedra autóctona de coralina de tonos claros (blanco - beige) que, aparte de la propia calidad del material, aporta un aspecto visual que se enriquece con la abundante luz solar, y la referencia marina.
El mobiliario ha sido diseñado por el estudio de arquitectura y fabricado a medida. Los arquitectos han evitado crear ambientes muy recargados ni de decoración marcada, pretendiendo una cierta sencillez dentro de los grandes espacios interiores.
La piedra de coralina empleada en el exterior se ha introducido en el interior para ofrecer continuidad visual, además de ser este un material muy apropiado para el caluroso clima presente todo el año.
Toda la vivienda presenta de una continuidad visual y física del exterior casi total, ya que prácticamente todas sus fachadas se han abierto con grandes ventanales practicables. La sensación exterior-interior se acaba perdiendo introduciendo los jardines en el interior de la casa.
El cuidado paisajismo también es obra del estudio de arquitectura, que ha optado por la utilización de especies autóctonas como son distintas especies de palmeras (palmera de coco, palma botella, palma areca). Además, se han cubierto zonas con hierba cucaracha, grava, césped y rocas.
A pesar de que la parcela dispone de playa propia y embarcadero, se ha diseñado una gran piscina, al borde del mar a modo de playa, en la que predominan las formas curvas y que parece prolongarse en el mar Caribe.
Vía: Interiores minimalistas
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