El estudio Joan Lao es el autor de esta óptica, ubicada en Andorra, cuyo concepto responde a la firme petición que el cliente transmitió al interiorista ya en la primera reunión: una óptica con identidad propia que se desmarcase de la fuerte competencia del sector. El resultado es un espacio con una fuerte imagen corporativa, equilibrado compositivamente, monócromo con toques de color intenso, detalladamente ordenado y estructurado, donde el producto se mima y se cuida para que brille con luz propia.
La primera actuación fue organizar un espacio de 525 m2. irregular y caótico, que además carecía de ritmo arquitectónico. También se tomó la decisión de que todo -incluyendo las zonas de consulta, de pruebas y el taller mecánico de montaje- funcionara como un escaparate general y todas las actividades se mostraran al público.
La primera actuación fue organizar un espacio de 525 m2. irregular y caótico, que además carecía de ritmo arquitectónico. También se tomó la decisión de que todo -incluyendo las zonas de consulta, de pruebas y el taller mecánico de montaje- funcionara como un escaparate general y todas las actividades se mostraran al público.
Para potenciar el concepto de transparencia visual -y en contraste con un edificio aplacado en vidrio oscuro- el escaparate es todo de cristal y se ha concebido como una gran ventana que mira hacia el interior, sin ningún elemento que perturbe la visual, a excepción de los dos pilares estructurales de hormigón armado.
A la hora de realizar la distribución, las zonas generales de exposición se ubican a ambos lados del eje central y las zonas de atención y consulta se sitúan en los laterales, en un espacio que disfruta de más intimidad.
Las mesas de atención al cliente son de roble, barnizadas en color gris y pertenecen a la colección New Eterna de Joan Lao. Se han dispuesto formando una secuencia de cuatro y sobre cada una de ellas se ha colocado una lámpara de hierro cepillado de la colección Luz Oculta, diseñada por el propio interiorista, para Blauet. La sillería es de la firma italiana Arper.
Los expositores se han planteado como volúmenes estructurales y arquitectónicos, que sirven para establecer los diferentes espacios y zonas. Están fabricados con tableros de fibras, lacados con laca texturizada en color Colina, de la gama de colores de Joan Lao para Valentine.
El objetivo principal de los expositores es mostrar permanentemente 1500 gafas y generar una estructura que las potencie. De esta manera, cada una de ellas se muestra en un cajón individual, que las independiza facilitando su visión, las protege de interferencias visuales y crea un micro escenario donde no están sujetas mediante complicados artilugios. Para reforzar esta intención, cada una de estas urnas está retroiluminada con luz fluorescente cálida que ayuda a perfilar la silueta de cada gafa.
El resto del producto se encuentra también a mano, guardado en varios cajones situados en la parte inferior de los volúmenes expositivos. Estos cajones sirven, al mismo tiempo, de apoyo a la hora de enseñar el producto y de zona de almacenamiento.
La zona de almacenamiento y espacio para maquinaria se sitúa en los laterales de la óptica. Esta disposición ayuda a regularizar el espacio general, consiguiendo una planta totalmente simétrica y distribuida a partir de un eje central. Este se potencia a través de un banco corrido, tapizado en terciopelo de algodón desgastado de color morado, que sirve como elemento de apoyo y de asiento de espera. Este banco pertenece a la colección Eclíptico, diseñado por Joan Lao, para Ettica 21.
El mostrador de atención y cobro se encuentra al final del espacio expositivo, separándolo de la zona de taller. Se trata de un volumen compacto de hormigón igual que el pavimento. A ambos lados del mostrador se ubican los dos gabinetes de pruebas y, al fondo, el taller permanece completamente abierto visualmente al público.
Todo el suelo se ha pavimentado con hormigón color arena, impermeabilizado y acabado totalmente mate. El objetivo es tener un acabado continuo, neutro, para no restarle protagonismo a los elementos expositivos, creando un conjunto arquitectónico en cuanto a volumen, color y textura.
Con el mismo fin y no caer en decorativismos innecesarios y superfluos, todo el espacio arquitectónico se ha pintado en un color arena claro (Colina mate de la carta Valentine por Joan Lao), creando personalidad e imagen corporativa a través del conjunto arquitectónico.
Para la iluminación general, se utilizan focos halógenos empotrados, con bombilla Qr-111 de 50w de 8º de proyección, que potencia una iluminación escenográfica que remarca el claroscuro. Las líneas de focos se sitúan a lo largo de las zonas expositivas.
Todos los volúmenes arquitectónicos, que forman la exposición del producto, tienen iluminados el zócalo y la cornisa, proporcionando una luz general indirecta de ambiente y remarcando toda la arquitectura que forma los volúmenes compositivos.
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