En 1922, Le Corbusier, eminente arquitecto suizo, empieza su colaboración con Pierre Jeanneret y unos años más tarde incorpora a su estudio a la joven arquitecta Charlotte Perriand. Esta colaboración que dura hasta 1937 se revela extremadamente fructífera y brinda entre otras piezas las conocidas butacas LC2 que unen un concepto formal austero y geométrico con la utilización de materiales como el acero, que hasta ese momento estaban fuera del mundo de la decoración.
La firma italiana Cassina adquirió en 1964 los derechos de reproducción de sus piezas y las fabrica desde entonces respetando escrupulosamente el diseño original.
Tanto el sofá como la butaca sorprenden por la audacia de eliminar el respaldo y permitir una sentada cómoda y poco convencional. Están basados en estudios antropométricos realizados por el propio Le Corbusier. La modernidad inagotable de estas piezas las ha convertido probablemente en las más incombustibles y emblemáticas del diseño del siglo XX. Una LC2 es capaz de caracterizar por sí sola un espacio.
Para más información visiten: Cassina
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