domingo, 13 de junio de 2010

Museo Guggenheim Bilbao, 1997. Frank O. Gehry

El Museo Guggenheim Bilbao, obra del arquitecto americano Frank Gehry, representa un magnífico ejemplo de la arquitectura más vanguardista del siglo XX. Con sus 24.000 m2 de los cuales 11.000 se destinan a espacio expositivo, representa un hito arquitectónico por su audaz configuración y su diseño innovador, conformando un seductor telón de fondo para el arte que en él se exhibe.



El edificio se caracteriza por sus formas retorcidas y curvilíneas y se compone de una serie de volúmenes interconectados, unos de forma ortogonal recubiertos de piedra caliza y otros de volumetría más orgánica, cubiertos por una piel metálica de titanio. Estos volúmenes se conectan con muros cortina de vidrio que dotan de transparencia a todo el edificio.

Debido a su complejidad matemática, las sinuosas curvas de piedra, cristal y titanio fueron diseñadas por ordenador. La piedra caliza fue elegida, entre otras virtudes, por su tonalidad, pues se funde perfectamente con el fondo de la fachada de piedra arenisca de la Universidad de Deusto. Las paredes de cristal están realizadas y montadas en una compleja estructura metálica cuya realización fue posible gracias a los avances tecnológicos. El vidrio utilizado en el Museo Guggenheim de Bilbao está tratado de forma que, pese a ser totalmente translúcido, protege el interior del calor y la radiación. Por su parte, los paneles de titanio, que a modo de "escamas de pez" recubren grandes áreas del edificio, tienen un grosor de medio milímetro. Su atractivo aspecto rugoso es un efecto perseguido por el arquitecto en aras de una mayor tactilidad y belleza.

El auténtico corazón del Museo lo constituye el Atrio central, de más de 50 metros de altura, inundado de luz procedente de las cristaleras, que sirve como punto de llegada, orientación y relajación para el visitante. El espacio expositivo del Museo Guggenheim Bilbao está distribuido en tres niveles, con un total de 20 galerías, unas de proporciones clásicas, otras de una irregularidad singular, además de una sala diseñada para la exposición de obras de arte de gran tamaño. Los espacios no expositivos del Museo incluyen un Auditorio de 300 plazas, un restaurante, dos cafeterías y una tienda librería.

En su conjunto, el diseño de Gehry crea una estructura espectacular y enormemente visible, consiguiendo una presencia escultórica como telón de fondo del Puente de la Salve, la ría, los edificios del centro de Bilbao y las laderas del monte Artxanda.

El Museo Guggenheim Bilbao integra la ría con el Ensanche clásico de la ciudad. Directamente accesible desde las zonas históricas y comerciales, el edificio está rodeado por una serie de atractivos paseos y plazas que configuran la zona de Abandoibarra, de reciente urbanización e integración en la ciudad superado su pasado industrial.

El Museo tiene varios accesos para el visitante que llega a pie, tanto desde el Ensanche como desde el paseo que discurre a lo largo de la ría.

La entrada principal se encuentra enfilando la calle Iparraguirre, una de las vías neurálgicas que cruza diagonalmente Bilbao, extendiendo hasta la puerta misma del Museo el centro urbano. Una vez en la plaza del Museo, el viandante desciende una amplia escalinata que desemboca en el vestíbulo del Museo. Aunque las escaleras descendentes no son un diseño frecuente en los edificios institucionales -que normalmente presentan escaleras ascendentes para ganar solemnidad-, en este caso, en cambio, resuelven con acierto la diferencia entre la cota de la ría y la del Ensanche, haciendo factible un espectacular edificio que, sin embargo, no sobrepasa la altura de las construcciones circundantes a excepción de la Torre Iberdrola.

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