Para su azotea de 100m2 y 270 grados de vistas querían un espacio para servir desayunos y poder celebrar pequeños eventos y conciertos para el disfrute de los inquilinos.
La primera propuesta se centró en acondicionar la cubierta existente añadiendo capas de aislante y una piel exterior de lamas de madera creando así un ritmo cálido.
El perímetro se decidió cerrar mediante una fachada móvil de vidrio pudiendo quedar completamente abierto en primavera/verano y permitiendo su total encierre en los meses mas fríos.
Además, este muro perimetral se recrece mediante unos maceteros y asientos corridos hechos a medida que sirven para aislar visual y acústicamente con los vecinos cuando se necesita . Rompiendo la linea se colocan unos pedestales recubiertos de gresite que sirven de apoyo a los paneles de vidrio cuando están abiertos, de macetero para separar visualmente espacios y de asiento extra para las mesas adyacentes. Ademas en estos pedestales se concentran los hubs de instalaciones, repetidores wifi, altavoces, enchufes….Coronando estos pedestales se proponen unas luminarias en forma de antorcha iluminando indirectamente la cubierta.
A lo largo de la propuesta se escogen los colores corporativos del hotel que además quedan ensalzado por unas baldosas típicas de bar madrileño que se encontraron en el antiguo espacio antiguamente utilizado como lavandería. Estas se colocan debajo de las mesas-mirador como pequeño homenaje al antiguo dueño y como gesto de reutilización de elementos existentes.
En el vestíbulo previo una barra de mármol de 270 grados se encarga de servir a ambos espacios provistos de mesas altas y ventanales para seguir contemplando Madrid desde todos los puntos de vista.
Para más información visiten: Mariana de Delás
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