En su estado original, la vivienda presentaba una distribución de espacios muy fragmentada en una superficie de sólo 66 m², un esquema habitacional que no encajaba en las necesidades y gustos de sus clientes: una publicista y un abogado, además, músicos y cantantes en dos bandas de rock. En su lugar, la pareja necesitaba una vivienda flexible y espaciosa, donde poder combinar su día a día profesional con sus aficiones.
Prioridad: las estancias comunes.
En el nuevo diseño interior del piso, se dio prioridad a las estancias comunes, reduciendo al mínimo los dormitorios, mientras que la incorporación de la terraza de mayor tamaño a la zona de día contribuyó a crear un espacio polivalente y central, en el que conviven, sin tabiques, la sala de estar, el comedor y la cocina ya que el mobiliario resulta suficiente para establecer la separación entre estas tres funciones. Además, esta distribución permite que la luz natural, que entra por el ventanal de la terraza, bañe toda la estancia.
Previo a esta sala diáfana, un pequeño pasillo acoge el vestíbulo de entrada y el baño, que ocupa el espacio donde antes se encontraba la cocina. El lado opuesto de la casa alberga la zona de noche, con dos dormitorios, uno doble y uno individual.
Diseño nórdico.
Explica la autora de este piso en Madrid que «los clientes se decidieron por un diseño nórdico con la elección del blanco y la madera como elementos principales en la decoración, con toques ‘punk’ de color en el aseo y en la cocina a través de las juntas de sus azulejos». Una elección a la que se suma el cuidadoso trabajo de reforma, donde todo se ha diseñado hasta el más mínimo detalle: cocina, armarios, pomos, puertas, elección de mobiliario o el diseño personalizado a medida de todas las luminarias de la casa.
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