El proyecto de esta vivienda en Valencia diferencia entre espacios sirvientes y servidos, y entre espacios húmedos y secos. Explican los arquitectos que «esta distinción se plasma a través del pavimento y la geometría: el salón-comedor y los dormitorios se adaptan a la curvatura del chaflán mientras que la cocina y los baños se sitúan en el interior, desembocando en los patios interiores característicos de esta tipología. La circulación se realiza mediante un eje longitudinal en el que se adhieren las estancias desde lo más público a lo más privado».
Una curva que suaviza el espacio.
El encuentro entre el recibidor y el salón se suaviza con un curva que también está presente en el falso techo, cambiando la percepción de la geometría dura de la casa. Esta forma ondulada acompaña hasta la cocina, abrazando finalmente el espacio del office. Una mampara de lamas de madera genera la separación entre el vestíbulo y la sala de estar, sin romper la conexión visual. Este elemento se transporta a otros puntos de la vivienda y se utiliza «como recurso compositivo para generar límites y unidad de conjunto».
Se establece un juego de volúmenes y alturas en los falsos techos, donde se alojan las conducciones de aire acondicionado, instalaciones y se generan oscuros para ocultar sistemas de protección solar y luminarias. Es justo en el encuentro de la fachada con el falso techo donde aparecen de nuevo las lamas, pero esta vez en horizontal, tomando forma de cortinero.
Mobiliario integrado en la arquitectura.
En el salón, se diferencian zonas de estar, comedor, lectura, estudio y trabajo, lo que permite un mayor disfrute y aprovechamiento del espacio. El mobiliario elegido responde a la misma línea arquitectónica a la que se acoge el proyecto, siendo un recurso que potencia la identidad del proyecto.
La cocina, en forma de U con una isla central, permite distinguir los usos y las zonas de trabajo, almacenaje, limpieza, cocción y lavadero. Una estructura de acero sobre la isla sostiene la campana extractora que se integra en la estancia y se convierte en una pieza que articula el espacio y que adquiere valor en sí misma.
Amplio espacio de almacenaje.
Cada estancia «va acompañada de una pieza de almacenaje integrado, una armariada de madera lacada y una hornacina de madera, que además de ser funcional, aporta carácter y unidad al conjunto», detalla el estudio de arquitectura valenciano.
En el dormitorio principal, el baño se incorpora en dos zonas: una más abierta de aseo con lavabo doble y bañera- jacuzzi, y una parte más privada con inodoro, bidé y ducha. En el lado opuesto, se sitúa la cama junto con el vestidor. Una pieza de almacenamiento central actúa como tocador y asiento de lectura, separando ambos espacios.
Concluye Ambau que «el equilibrio entre los materiales, siempre dentro de una línea sobria y elegante, ayuda a crear espacios con una atmósfera determinada, fácilmente personalizables por el cliente. Las texturas, los colores, los materiales, los espacios, el mobiliario y la luz generan armonía y favorecen a que el proyecto se vea como una unidad.»
Para más información visiten: Ambau
No hay comentarios:
Publicar un comentario