Transformar un pequeño y humilde piso en pleno corazón del barrio barcelonés del Born en una vivienda vanguardista, elegante y con un aprovechamiento del espacio que parece haber ganado en metros hábiles podría resultar impensable.
Sin embargo, este proyecto se ha hecho realidad, gracias al trabajo del estudio valenciano Setrabe Arquitectura.
El piso se encuentra en un edificio que data de los siglos XVII-XVIII, aproximadamente.
Pero debemos remontarnos más de doscientos años para conocer la historia de esta finca, famosa en aquella época por ser un hostal de bandoleros en esta zona de la ciudad condal, situada entre la Via Laietana y la Barceloneta.
Durante los últimos años, la vivienda había sufrido un evidente deterioro y, cuesta imaginar que el antes y el después correspondan, en efecto, al mismo espacio.
Después de quince meses de trabajo, nos encontramos con una vivienda que destila ebriedad, elegancia y buen gusto.
Un piso marcado por los colores neutros, las líneas rectas y un uso de la iluminación que ha sido diseñado al milímetro para sacar el máximo provecho de cada estancia.
Las entradas directas de luz natural son aprovechadas para ensanchar los espacios, y las bombillas LED de 2700K (luz cálida) sirven para perfilar siluetas y resaltar materiales como el hierro, la madera y los vidrios que han sustituido al ladrillo y la piedra originales.
Cada rincón tiene su razón de ser.
El diseño está pensado para dotar a las distintas habitaciones de una personalidad propia, pero bajo un estilo común que aporta esa coherencia al conjunto.
Sin embargo, en este proyecto hubo que resolver muchos pequeños retos que fueron apareciendo sobre la marcha.
«A pesar de la planificación inicial, en obra se presentaron algunas cuestiones no previstas que tuvimos que afrontar: muros que hubo que echar abajo debido al mal estado en el que se encontraban, parte de la pared original que descubrimos al picar en el dormitorio principal y que decidimos darle un papel protagonista, ventanas que antes estaban tapiadas y que no podíamos renunciar a abrir, etc.», explica Sergio Cremades, socio de Setrabe Arquitectura.
Estas incógnitas se resolvieron una vez iniciada la reforma integral para, finalmente, conseguir unos acabados impecables que ponen de manifiesto esa búsqueda de la perfección en las formas.
La vivienda resultante, de 62,6 m2 construidos, se divide en dos unidades: los cuartos húmedos por un lado (cuarto de baño y cocina), y las estancias de estar y de descanso por el otro.
«Esta división vino condicionada por las ventilaciones, las instalaciones de servicios del propio edificio y las entradas de luz natural, que han jugado un papel fundamental», comenta Jose F. Solaz, el otro socio del estudio de arquitectura.
La separación entre estos dos espacios diferenciados viene marcada por los techos y las luces LED, que definen el recorrido y dotan de una singularidad muy característica a la vivienda.
La cocina, resuelta en forma de isla, es un claro ejemplo de un aprovechamiento del espacio inimaginable sobre el plano original.
Como también lo es el vestidor, completamente negro, un color que refleja la luz del dormitorio de forma sutil y elegante.
Este efecto se logra, una vez más, gracias a la iluminación; una iluminación perimetral oculta que sirve no solo para resaltar este espacio sino también para dividir la zona de la ducha de la del inodoro.
De la misma forma, contribuye a la separación un muro estructural, en el interior del cual se esconden unas puertas correderas de hierro lacadas de un negro mate, diseño exclusivo de Setrabe Arquitectura.
El revestimiento del baño en paredes y suelo está resuelto con NEOLITH, mientras que en la bancada de la cocina se utilizó LAMINAM CALACATTA ORO VENATO LUCIDATO 6mm.
Una simbiosis muy bien lograda entre lo viejo y lo nuevo funcionando excelentemente en una vivienda que cuenta con las comodidades, el diseño y la tecnología del siglo XXI, pero que no renuncia a su historia y mira, de manera sencilla y elegante, a sus orígenes bicentenarios en pleno barrio del Born, en Barcelona.
Sin embargo, este proyecto se ha hecho realidad, gracias al trabajo del estudio valenciano Setrabe Arquitectura.
El piso se encuentra en un edificio que data de los siglos XVII-XVIII, aproximadamente.
Pero debemos remontarnos más de doscientos años para conocer la historia de esta finca, famosa en aquella época por ser un hostal de bandoleros en esta zona de la ciudad condal, situada entre la Via Laietana y la Barceloneta.
Durante los últimos años, la vivienda había sufrido un evidente deterioro y, cuesta imaginar que el antes y el después correspondan, en efecto, al mismo espacio.
Después de quince meses de trabajo, nos encontramos con una vivienda que destila ebriedad, elegancia y buen gusto.
Un piso marcado por los colores neutros, las líneas rectas y un uso de la iluminación que ha sido diseñado al milímetro para sacar el máximo provecho de cada estancia.
Las entradas directas de luz natural son aprovechadas para ensanchar los espacios, y las bombillas LED de 2700K (luz cálida) sirven para perfilar siluetas y resaltar materiales como el hierro, la madera y los vidrios que han sustituido al ladrillo y la piedra originales.
Cada rincón tiene su razón de ser.
El diseño está pensado para dotar a las distintas habitaciones de una personalidad propia, pero bajo un estilo común que aporta esa coherencia al conjunto.
Sin embargo, en este proyecto hubo que resolver muchos pequeños retos que fueron apareciendo sobre la marcha.
«A pesar de la planificación inicial, en obra se presentaron algunas cuestiones no previstas que tuvimos que afrontar: muros que hubo que echar abajo debido al mal estado en el que se encontraban, parte de la pared original que descubrimos al picar en el dormitorio principal y que decidimos darle un papel protagonista, ventanas que antes estaban tapiadas y que no podíamos renunciar a abrir, etc.», explica Sergio Cremades, socio de Setrabe Arquitectura.
Estas incógnitas se resolvieron una vez iniciada la reforma integral para, finalmente, conseguir unos acabados impecables que ponen de manifiesto esa búsqueda de la perfección en las formas.
La vivienda resultante, de 62,6 m2 construidos, se divide en dos unidades: los cuartos húmedos por un lado (cuarto de baño y cocina), y las estancias de estar y de descanso por el otro.
«Esta división vino condicionada por las ventilaciones, las instalaciones de servicios del propio edificio y las entradas de luz natural, que han jugado un papel fundamental», comenta Jose F. Solaz, el otro socio del estudio de arquitectura.
La separación entre estos dos espacios diferenciados viene marcada por los techos y las luces LED, que definen el recorrido y dotan de una singularidad muy característica a la vivienda.
La cocina, resuelta en forma de isla, es un claro ejemplo de un aprovechamiento del espacio inimaginable sobre el plano original.
Como también lo es el vestidor, completamente negro, un color que refleja la luz del dormitorio de forma sutil y elegante.
Pero mención aparte merece el cuarto de baño, un espacio marginado y sin ningún protagonismo en la vivienda anterior y que ahora ha pasado a ser uno de los habitáculos principales, diseñado como si de un cubo flotante se tratara.
Este efecto se logra, una vez más, gracias a la iluminación; una iluminación perimetral oculta que sirve no solo para resaltar este espacio sino también para dividir la zona de la ducha de la del inodoro.
De la misma forma, contribuye a la separación un muro estructural, en el interior del cual se esconden unas puertas correderas de hierro lacadas de un negro mate, diseño exclusivo de Setrabe Arquitectura.
Precisamente el metal es uno de los elementos característicos en este proyecto, pero no es el único.
Los techos originales, encontrados durante el proceso de obra, se han descubierto en la totalidad de la vivienda para conservar ese origen de un piso que conjuga a la perfección historia y modernidad.
Las vigas de madera de Mobila Vieja y las bóvedas de ladrillo macizo de cerámica rojizo quedan a la vista y combinan acertádamente con la piedra, también presente en parte de la pared original.
Los techos originales, encontrados durante el proceso de obra, se han descubierto en la totalidad de la vivienda para conservar ese origen de un piso que conjuga a la perfección historia y modernidad.
Las vigas de madera de Mobila Vieja y las bóvedas de ladrillo macizo de cerámica rojizo quedan a la vista y combinan acertádamente con la piedra, también presente en parte de la pared original.
El contraste lo encontramos en el pavimento porcelánico, en las griferías de TRES negro mate, en el contrachapado DM hidrófugo de pino Flandez barnizado con tiradores lacados también en negro, o en el roble y los vidrios de Climalit de las ventanas.
El revestimiento del baño en paredes y suelo está resuelto con NEOLITH, mientras que en la bancada de la cocina se utilizó LAMINAM CALACATTA ORO VENATO LUCIDATO 6mm.
Una simbiosis muy bien lograda entre lo viejo y lo nuevo funcionando excelentemente en una vivienda que cuenta con las comodidades, el diseño y la tecnología del siglo XXI, pero que no renuncia a su historia y mira, de manera sencilla y elegante, a sus orígenes bicentenarios en pleno barrio del Born, en Barcelona.
Para más información visiten: Setrabe Arquitectura
Vía: 10DECO
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