martes, 21 de enero de 2020

¿Qué significa la clasificación AC en los suelos laminados?

El gran auge que las tarimas flotantes sintéticas y los suelos laminados han experimentado en los últimos 20 años, se debe principalmente a la facilidad de instalación y su bajo coste. Sin embargo, a la hora de elegir la calidad de este tipo de suelos, sigue reinando la confusión.
Cuando acudimos a ciertos almacenes de materiales de construcción o comercios tipo Leroy Merlin, nos perdemos en un baile de diseños donde en ocasiones sólo se nos muestra la calidad del suelo laminado referida a la clasificación AC.
Sin embargo esta clasificación no es suficiente para conocer la calidad de una tarima flotante sintética o un suelo laminado.

¿Qué mide la clasificación AC?

La escala AC únicamente mide la resistencia del producto al desgaste. Este tipo de suelos se compone de varias capas donde la última aporta un acabado que simula madera u otros materiales. Para ello se establece la clasificación AC que aporta información sobre la resistencia al desgaste hasta que empieza a perder ese dibujo o acabado. Para ello se realiza un test con un rodillo abrasivo, y se mide el número de vueltas del rodillo hasta que el suelo pierde su aspecto original.

Según la norma EN 13329, los suelos laminados se clasificarían en:

AC1 (resiste más de 900 vueltas)
AC2 (resiste más de 1.800 vueltas)
AC3 (resiste más de 2.500 vueltas)
AC4 (resiste más de 4.000 vueltas)
AC5 (resiste más de 6.500 vueltas)
AC6 (resiste más de 8.500 vueltas)

Esta clasificación nos ayuda a entender cómo responderá nuestro suelo laminado al tránsito de las personas, a las rayaduras, etc. Sin embargo este no es el único dato que debemos tener en cuenta, ya que dos suelos con la misma calificación AC pueden ser muy diferentes respecto a su calidad. Se suele considerar que a partir de AC3 empieza a ser una buena resistencia para uso normal en viviendas y a partir de AC4 para locales comerciales, sin embargo deberemos fijarnos también en otros factores.

Otros aspectos a valorar además de la clasificación AC

Como decíamos la calidad de los suelos laminados puede ser muy diferente aunque tengan la misma clasificación AC. Le indicamos otros aspectos que debe tener en cuenta a la hora de elegir el mejor suelo laminado.

Clases de utilización

La clasificación más representativa de la calidad real de un suelo laminado son las clases. Se trata de dos dígitos que suelen aparecer junto a la clasificación AC y se denominan “clases de utilización”. Para establecer las clases se tienen en cuenta más factores que la mera resistencia al desgaste. Las clases pueden ser 21, 22, 23, 31, 32, 33, 34… El primer dígito nos indica si está indicado para uso doméstico (2) o comercial (3), y el segundo dígito la calidad relativa siendo mayor cuanto más alto es dicho dígito. Así, la clase 34 será superior a la clase 31, y la 23 a la 21.

Resistencia al impacto

Existe otra clasificación que mide la resistencia al impacto. Es decir, no hablaríamos de la resistencia al rayado, sino la resistencia a soportar caídas de objetos sobre el suelo. Así tendríamos IC1, IC2 e IC3, siendo el de mayor resistencia el IC3.

Grosor y densidad

Otro factor importante es el grosor del laminado y la densidad del tablero núcleo. El grosor mínimo recomendable para una larga vida debería ser de 8mm y la densidad del tablero núcleo a partir de 800kg/m3. Tenga en cuenta que estas características influirán en comportamiento ante posibles deformaciones, torceduras, dilataciones, etc.

Garantía

Compruebe la garantía de cada producto antes de comprar. La garantía que nos da el fabricante es también un claro indicador de la calidad del producto. Algunos fabricantes llegan a dar una garantía de hasta 35 años, por lo que podrá imaginar que estaríamos hablando de un suelo de altísima calidad.

Otras características

Lo ideal es leer detenidamente la ficha técnica de cada producto. Existen características como resistencia a la humedad, al fuego, propiedades electrostáticas, etc. que según el uso que vayamos a dar a nuestro suelo pueden ser también determinantes.

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