El apartamento está situado en lo alto de un edificio renacentista de 1890, en el centro de Estocolmo. Era un clásico apartamento del siglo XIX, con la cocina y el comedor separados. Después de la reforma, estas dos estancias se unieron para poder responder a las necesidades de la familia. El resultado es un ambiente agradable e inspirador.
La reforma ha favorecido las paredes de ladrillos y las vigas de madera. Con este cambio, se puede decir que todas las habitaciones del piso son nuevas. En el mismo centro del apartamento, un hall conecta las habitaciones adyacentes, que incluye una cocina espaciosa para poder cocinar juntos; una sala de estar preparada para grandes celebraciones y actos sociales, y una zona privada que consta de dormitorio, baño y un estudio que también funciona como habitación para los invitados. Subiendo las escaleras encontramos la zona para los niños, y otro estudio, que se conecta con las terrazas. Un espacio singular.
Todos los materiales que se han utilizado tienen capacidad de contraste y un acabado sensual. Materiales como el cálido roble, la madera envejecida y el ladrillo hecho a mano se combinan con mucho acierto. Tampoco faltan la piedra mate y el yeso rugoso, que le dan carácter, así como alfombras de lana de colores naturales. El valor de los materiales naturales y hechos a mano es incalculable: aportan variedad y hacen que las superficies cobren vida.
Los zócalos coloreados del suelo y de las paredes son de inspiración árabe. A nivel cromático, en la cocina se utilizaron solamente cuatro colores, y, en el hall central, dos. El espectacular suelo de madera del salón se expande más de seis metros bajo un techo de vigas de madera ligeramente cubierto con pintura clara. La idea de los responsables del proyecto, Björn y Marianne Aaro, era crear un oasis cosmopolita con referencias de otras épocas y otras culturas. Y lo han conseguido.
Para más información visiten: Aaro Arkitektkontor.se/
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