Los sistemas de descalcificación acaban con la dureza del agua, un problema que afecta a amplias zonas de España y provoca problemas de incrustación en las instalaciones, averías en maquinaria y/o electrodómesticos e inconvenientes para la adecuada limpieza doméstica o higiene personal. La dureza del agua es distinta en cada región y depende de las características del terreno que filtra el agua de la lluvia antes de que pase a las aguas subterráneas. El agua dura es la que contiene altas cantidades de calcio y magnesio en forma de sales, responsables de la formación de incrustaciones de cal y precipitados.
DUREZA
DUREZA
La dureza del agua es distinta en cada región y depende de las características del terreno que filtra el agua de la lluvia antes de que pase a las aguas subterráneas. El agua dura es la que contiene altas cantidades de calcio y magnesio en forma de sales, responsables de la formación de incrustaciones de cal y precipitados.
Las incrustaciones son un serio problema causado por la dureza del agua. Las tuberías por las que circula agua dura, incrustante, tanto fría como caliente, se van obstruyendo lentamente.
Las incrustaciones forman una capa en el interior de conductos o tuberías, calentadores de agua, calderas y accesorios, provocando una progresiva pérdida de eficiencia y contribuyendo a su deterioro prematuro.
A su vez, las sales reaccionan con el jabón y detergentes formando una sustancia insoluble que no se disolverá en el agua y, en cambio, sedimentará o precipitará.
Como consecuencia, durante el lavado, por ejemplo, el jabón no disuelto se deposita en las telas, apagando los colores y amarilleando o desluciendo los blancos. Estos precipitados se adhieren a las fibras del tejido haciéndolas más frágiles y ásperas.
El agua dura deja desagradables marcas en los azulejos al tiempo que difculta el aseo personal al dejar restos de precipitado en la piel y el cabello.
Además, las sales del agua hacen que sea necesario una mayor cantidad de jabón o detergente para limpiar correctamente. Por tanto, el agua dura supone malgastar jabón y productos de limpieza.
Además, las sales del agua hacen que sea necesario una mayor cantidad de jabón o detergente para limpiar correctamente. Por tanto, el agua dura supone malgastar jabón y productos de limpieza.
EL PROCESO DE DESCALCIFICACIÓN
La descalcificación por intercambio catiónico es el procedimiento más habitual para reducir la dureza del agua. El proceso consiste en el intercambio de iones de calcio y magnesio, causantes de la dureza, por iones de sodio, formando sales mucho más solubles y estables en el agua, evitando incrustaciones y precipitaciones. El proceso se realiza con la ayuda de una resina donde tiene lugar el intercambio iónico. La resina liberará los iones de sodio y retendrá los de calcio y magnesio.
Cuando la resina ya ha intercambiado un gran número de iones de calcio y magnesio ya no se puede descalcificar más agua. El lecho de resina está saturado y es necesario realizar una regeneración (operación totalmente automática) que permite recuperar la capacidad inicial de la resina.
La regeneración consiste en un intercambio iónico en sentido inverso. Se liberan los iones de calcio y magnesio de sus emplazamientos en la resina, reemplazándolos por iones de sodio. La resina se regenera con una solución concentrada de sal común (salmuera). En el gráfico inferior se pueden apreciar las diferentes fases del proceso.
MANTENIMIENTO
El descalcificador, para garantizar su buen funcionamiento, precisa de un correcto mantenimiento periódico. Se debe reponer la sal regenerante del depósito de manera regular. Esto es muy importante porque si no se realiza esta operación el descalcificador se quedará sin sal y las regeneraciones serán ineficaces y el agua no se descalcificará. Se recomienda a los usuarios la suscripción de un contrato de mantenimiento o la realización de una revisión anual por personal cualificado.
Vía: H2agua
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