miércoles, 10 de abril de 2019

100.60, el ático Tetris de AZAB en Bilbao.

En un edificio de Bilbao diseñado en 1920 por D. Ricardo de Bastida, el estudio de arquitectura liderado por Cristina Acha y Miguel Zaballa, AZAB, ha creado este poco convencional apartamento. Un espacio originalmente protegido, que tras sucesivas reformas ocupó el bajocubierta con viviendas convencionales.
La fuerte geometría del contenedor define la planta y volumetría de la intervención. Bautizado como 100.60, este ático en Bilbao estudia los límites de lo doméstico, condicionado por la compresión del espacio bajo los planos inclinados, la ausencia de contacto visual con la calle y el forjado a dos cotas distintas.
Almacenamiento oculto
Para igualar el suelo de la vivienda, la intervención eleva el acabado cuarenta centímetros. De esta forma, se alcanza el nivel existente del suelo de la cúpula original, convertida ahora en el espacio principal de la casa. Esta elevación permite una distribución libre de las instalaciones, una circulación libre y la incorporación de nuevos elementos.
El espacio libre bajo el suelo elevado se usa para almacenamiento, reduciendo así la necesidad de incorporar muebles. En el suelo se conforman bañeras que responden a un espacio de uso. Desde la bañera en sentido literal, al espacio de camas o el ámbito de asiento en torno a la cocina.
La elevación del pavimento permite además la visión de la calle y el entorno a través de los lucernarios de cubierta.

Juego cromático

Teñida de un amarillo vibrante, la cúpula del ático en Bilbao alberga un espacio diáfano que alberga el salón y el comedor. Su llamativo color contrasta con el azul pálido que reviste el resto de la vivienda.

“La paleta de colores se utiliza en un doble sentido. Por un lado, introduce el optimismo y el brillo en la vida cotidiana, y por otro contribuye a un ambiente tranquilo que desdibuja los límites del espacio comprimido”, explican los arquitectos.

Una casa ‘móvil’

Concebidos como elementos ‘emergentes’, se incluyen armarios sobre los testeros fijos. Los armarios ‘altos’ de las habitaciones, se resuelven móviles. Estos últimos materializan una solución a medio camino entre la flexibilidad de uso del espacio y el componente lúdico de la casa.

En las esquinas del apartamento se sitúan los dormitorios infantiles, separados del resto de la casa por volúmenes triangulares independientes. Insertados bajo el techo inclinado y con frente de plástico corrugado, albergan estanterías en su interior.

El mismo plástico corrugado se utiliza en los cuartos de baño.
“Los niños de la casa se refieren a sus rincones como ‘la guarida’ o ‘la casita'”, cuentan los arquitectos. Los más pequeños encuentran en ellos espacios a su escala, en los que desarrollan su autonomía. Además de un espacio donde guardar sus juegos, les permiten moverse con libertad según sus propios impulsos de actividad.

Fotografía: Luis Díaz Díaz
Para más información visiten: AZAB
Vía: Diariodesign






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