miércoles, 2 de enero de 2019

Biochimeneas

Ante la llegada oficial del invierno, el sistema de calefacción de casa debe funcionar a pleno rendimiento. Es la estación del año que más tiempo pasamos de puertas adentro y buscamos el máximo confort posible en cada habitación. Hay soluciones complementarias que permiten reforzar esta sensación, como las biochimeneas. Cuando las conoce, apetece calentar con ellas esos ambientes donde más vida hacemos. Le cuento las razones.
Las biochimeneas, también conocidas como estufas de bioetanol, forman parte de las soluciones de calefacción ecológica. Y esta denominación sin duda ya es un punto de partida muy favorable si cada vez practicamos más un consumo doméstico limpio, eficiente y no excesivamente caro. Pero por supuesto existen más motivos para detenerse en ellas cuando necesitamos una manera de añadir más calor a nuestro sistema de calefacción principal.

Biochimeneas: un plus de calor ecológico

La principal razón para apostar por las biochimeneas es el calor limpio que proporcionan mediante su fuente de energía renovable: el bioetanol. Es un combustible obtenido del maíz, la caña de azúcar, el sorgo, la patata y el trigo. Lo ideal es pensar en ellas como un apoyo a nuestro sistema de calefacción general. Aunque su poder calorífico es alto cuando se quema, estos aparatos no guardan el calor de forma residual al ser apagados, pues no están fabricados en materiales refractarios.
En concreto, son perfectas para sentir más confort en un salón que no sea un espacio diáfano, o una vivienda de planta abierta. También van bien en habitaciones de estudio o en zonas de lectura. Para que resulten eficaces deben colocarse en interiores que no superen los 20 metros cuadrados.
Las biochimeneas son una elección cómoda para aumentar el calor de las estancias sin olores intensos ni rastro de residuos gracias a su combustible, que además garantiza bajas emisiones de C02. Otro motivo más para apostar por ellas. El hecho de que su funcionamiento sea bastante sencillo las convierte en favoritas cuando se trata de buscar soluciones complementarias sin obras, por mínimas que sean.
Estos aparatos, que pueden ser exentos o de pared, llevan una estructura con una cámara para el combustible. Si son modelos para encastrar en un frente, como por ejemplo la pared principal del salón, no precisan conexión a la salida de humos. Será suficiente con asegurarnos de que la estancia tenga una aireación normal y la ventilemos según lo recomendado: unos 10 minutos al día para que el interior se llene de aire nuevo.

Y además súper decorativas

Las biochimeneas nos permiten disfrutar de la calidez de las llamas de cualquier fuego encendido sin el humo de las chimeneas de leña tradicionales. Y a quien no le gusta contemplarlo y quedar hipnotizado bajo su visión y una buena música de fondo.

Estos aparatos son hogares abiertos que llaman la atención por lo decorativos que resultan. Al ver sus diseños descubriremos su belleza estética, otro valor añadido. Son elementos depurados, limpios en sus formas y modernos en sus acabados.

Suelen estar fabricados en materiales actuales, como el acero, el vidrio y la piedra. Y gracias a ello es realmente fácil integrarlas en interiores domésticos de hoy sin importar su estilo. Eso quiere decir que encajan bien en salones muy contemporáneos, en zonas de estar funcionales… o incluso como un elemento para nuestra terraza. Las versiones portátiles pueden ser especialmente útiles en los exteriores de casa que necesitan algún sistema de calefacción al caer la noche. Las biochimeneas nos darán el calor justo para seguir disfrutando de ellos y sentirnos a gusto.

Exentas, de mesa o de pared

Al pensar en las biochimeneas solemos imaginar un hogar encastrado en una elegante pared de piedra, ¿me equivoco? Sin embargo, hay otras alternativas porque estos aparatos pretenden añadir confort en las estancias de un modo versátil e innovador. Lo mejor es dejarnos sorprender, ver qué opciones existen y cuál es la que más nos va. Por un lado los modelos de sobremesa, ideados para situar sobre una mesa auxiliar o presidiendo rincones con su llama encendida. Aportarán grandes dosis de calidez y sabor de hogar con la ventaja de ocupar el mínimo espacio.

Juntos a estas biochimeneas se encuentran los modelos de suelo. En este caso la amplitud de la estancia debe ser considerable porque son aparatos de mayor tamaño, con una llama más grande y realmente vistosos en su diseño. De manera que vale la pena lucirlos como elementos decorativos a la vez que se convierten en una nueva fuente de calor de la estancia.

Finalmente, las versiones de pared cumplirán nuestro sueño de disfrutar del calor de un fuego vibrante pero limpio. En numerosos tamaños y estilos, es posible optar por modelos que no roban demasiado espacio una vez adaptados a la pared. O todo lo contrario. Diseños que han sido concebidos para presidir murales y tabiques y que estéticamente cobrarán un gran protagonismo.

Seguras y fáciles de manipular

Este sistema de calefacción ecológico es bastante seguro cuando decidimos introducirlo en casa. Una más de sus ventajas. Sin leña de por medio, en las biochimeneas no hay riesgo de que los troncos encendidos produzcan chispas susceptibles de causar un pequeño incendio. Y además, los últimos modelos incorporan elementos de seguridad que son una garantía añadida. Entre ellos, apagado automático, depósitos con sistemas antiderrame del combustible y detectores de niveles de monóxido de carbono.

La puesta en funcionamiento de las biochimeneas tampoco es nada compleja. Lo importante es rellenar el quemador adecuadamente con bioetanol, tal y como indique el fabricante. Y realizar esta acción con él siempre apagado y frío. Después, sólo quedará encenderlas, normalmente con un encendedor, y comenzar a disfrutar de ellas.

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