


Estético y funcional
Crear ambientes que combinasen estética y funcionalidad fue una de las prioridades del proyecto. Cuidadosamente elegido, el mobiliario se combina con tapicerías atrevidas y modernos tejidos. Un ambiente único y con gran personalidad, donde los cojines, bancos y butacas, tapizados todos ellos en tejidos cachemir y Príncipe de Gales, conviven con llamativos colores.
Para preservar el aspecto clásico de los frisos originales se ha llevado un minucioso trabajo de ebanistería y restauración. Un perfecto telón de fondo para una decoración que bien podría encontrarse en la casa de cualquiera de sus huéspedes. Porque, como la misma Bárbara afirma, “lo fundamental aquí es lograr que los clientes se sientan como en casa”.
Las ventanas en forma de medio arco y con carpintería de exclusivo diseño son testigos del rico pasado del lugar. La madera que recubre el suelo y algunos paramentos verticales combina a la perfección con los tonos elegidos para el mobiliario y la tapicería. Colores marrones, tejas, turquesas y azules, en acabados lisos, con


patrones de cuadros o estampados.
Mezcla de épocas y estilos
Con cuadros y espejos decorando las paredes, las estanterías se llenan de libros, floreros y pequeños objetos decorativos. Todos ellos aportan un carácter doméstico al espacio. Los cojines, tanto de las butacas como de la gran bancada que recorre una de las paredes del bistró/restaurante, contribuyen a crear una atmósfera acogedora, donde apetece estar.
La iluminación contribuye a crear distintas atmósferas. Desde las pequeñas lámparas de pie, a las de pared o techo, todas ellas han sido cuidadosamente elegidas.
Tanto el salón como el bistró/restaurante y la sala de lectura ofrecen un espacio cómodo y práctico al visitante. Un entorno polivalente donde desayunar por la mañana, trabajar durante el día, tomar un té a media tarde o disfrutar de una copa por la noche en un ambiente relajado.
Mezcla de épocas y estilos
Con cuadros y espejos decorando las paredes, las estanterías se llenan de libros, floreros y pequeños objetos decorativos. Todos ellos aportan un carácter doméstico al espacio. Los cojines, tanto de las butacas como de la gran bancada que recorre una de las paredes del bistró/restaurante, contribuyen a crear una atmósfera acogedora, donde apetece estar.
La iluminación contribuye a crear distintas atmósferas. Desde las pequeñas lámparas de pie, a las de pared o techo, todas ellas han sido cuidadosamente elegidas.

El Hotel Villa Soro materializa a la perfección la filosofía de trabajo del estudio dirigido por Bárbara Aurell. Una intervención personalizada y exclusiva, que respetando las preexistencias da lugar a un espacio donde sentirse como en casa. “Un hogar, al fin y al cabo”, apunta la interiorista.
Para más información visiten: Espacio en Blanco
Vía: diarioDESIGN
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