Las puertas francesas han sido y serán tendencia en muchas partes del mundo, ya que son sinónimo de elegancia y nobleza. Tienen su origen en Francia a finales del renacimiento. Precisamente, la simetría, la proporción y la geometría, unido al énfasis por la luz y la naturaleza, propiciaron el nacimiento de este tipo de puertas.
Características de las puertas francesas
La finalidad de las puertas francesas, además de la función de paso propia de las puertas, es la de permitir el paso de grandes cantidades de luz a la estancia. De esta manera, los usuarios tenían más luz en sus casas y durante más tiempo cada día. Con este tipo de puertas, consiguieron llevar luz a pasillos y habitaciones interiores que no tenían ventanas.
Se componen básicamente de un marco y de múltiples cristales formando ventanas que cubren la puerta en su totalidad. Estos cristales se dividen con vigas, en origen de madera, y pueden estar ornamentados en su parte superior. Su apertura se realiza mediante bisagras, en un lado o en ambos, permitiendo una apertura a la vez de las dos hojas.
Las puertas francesas se colocan generalmente como una puerta hacia el exterior, ya sea a un patio, a un jardín o simplemente a otra estancia.
Actualmente esta función ya no es una necesidad, pero debido a su belleza y ornamento se siguen utilizando en muchos hogares.
Vamos a descubrir donde podemos encontrar puertas francesas integradas perfectamente en nuestros hogares:
Puerta exterior principal
Preciosa pero muy poco segura. Los modelos actuales suelen incorporar una puerta blindada con laterales acristalados, para permitir parcialmente el paso de luz, sin perder un ápice de seguridad.
La finalidad de las puertas francesas, además de la función de paso propia de las puertas, es la de permitir el paso de grandes cantidades de luz a la estancia. De esta manera, los usuarios tenían más luz en sus casas y durante más tiempo cada día. Con este tipo de puertas, consiguieron llevar luz a pasillos y habitaciones interiores que no tenían ventanas.
Se componen básicamente de un marco y de múltiples cristales formando ventanas que cubren la puerta en su totalidad. Estos cristales se dividen con vigas, en origen de madera, y pueden estar ornamentados en su parte superior. Su apertura se realiza mediante bisagras, en un lado o en ambos, permitiendo una apertura a la vez de las dos hojas.
Las puertas francesas se colocan generalmente como una puerta hacia el exterior, ya sea a un patio, a un jardín o simplemente a otra estancia.
Actualmente esta función ya no es una necesidad, pero debido a su belleza y ornamento se siguen utilizando en muchos hogares.
Vamos a descubrir donde podemos encontrar puertas francesas integradas perfectamente en nuestros hogares:
Puerta exterior principal
Preciosa pero muy poco segura. Los modelos actuales suelen incorporar una puerta blindada con laterales acristalados, para permitir parcialmente el paso de luz, sin perder un ápice de seguridad.
En origen, uno de los lugares más habituales para encontrar una puerta francesa. Es uno de los puntos de la casa que más luz natural permite que entre y un marco incomparable para las vistas al jardín. Con unos simples estores lograremos tener privacidad en la estancia sin restar funcionalidad a la puerta. También puede aprovechar e instalarlas en su caseta.
Puertas de armario
Puede encontrar este tipo de puerta en armarios, pero es más común en las alacenas. Le confiere un toque rústico y elegante a la estancia.
Puerta de acceso al salón comedor
Aquí es habitual colocar dos puertas con apertura central para darle solemnidad y elegancia al paso. La entrada de luz natural da calor a la estancia y otorga amplitud al salón.
Vía: Leroy Merlin
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