El punto de partida de la reforma de este apartamento, situado en Barcelona, fue “desarrollar conexiones entre el pasado, el presente y el futuro, concibiendo el interior en armonía con el edificio”. Con tal fin, se llevó a cabo un meticuloso proceso de renovación para conservar al máximo las molduras, los arcos de medio punto y la gran altura que lo caracterizaban. “Su forma era absolutamente esencial y de ninguna manera queríamos perder estas líneas en las estancias principales”, explica su autor, el interiorista Francesc Rifé. El objetivo era crear un hogar que hablara un lenguaje contemporáneo mediante la supresión de todo elemento superfluo y donde los materiales naturales, junto a la luz y los libros adoptaran un papel protagonista.
Originalmente, el dúplex contaba con un escalera muy vertical en la entrada y fue necesario rediseñar un nuevo acceso a las estancias del nivel superior (zona de estudio, habitación de invitados y terraza). Para no convertir el forjado en un “queso Gruyere”, la nueva escalera se situó en el baño de cortesía, anexo a ella, aunque esto significara prescindir de él. “Su nuevo diseño, que integra una gran biblioteca y ventanas, buscaba dotar una nueva narrativa y significado a la vivienda”.
Debido a las dimensiones de la escalera, se creó un zócalo en forma de “monobloc” que sirve como estante, espacio de almacenamiento y penetra en el cubículo de cristal donde se encuentra la cocina, convirtiéndose en una “mesa alta” donde poder comer. Además, es un elemento clave ya que la distribución de la casa se organiza en torno a ella.
El salón está dividido en zona de lectura y de estar donde se ha diseñado una chimenea que sustituye a la anterior. Frente a la cocina, la zona de comedor se ha equipado con mobiliario de los clientes como la icónica silla CH24 de Carl Hansen & Son, diseñada por Hans J. Wegener. Además de este clásico, en todo el piso, sofás, sillas e iluminación de diseñadores icónicos del siglo XX se combinan con otras piezas diseñadas por el estudio de interiorismo.
La madera de roble natural de gran formato se convierte en el material predominante, ayudando a potenciar la calidez de unos interiores de 3 m de altura. Esta medida ha llevado a potenciar elementos especiales como las puertas a las que se le dado la misma altura. Los armarios forman parte casi del propio revestimiento y las grandes dimensiones del espacio vacío se convierten en algo puramente perfecto. Otro elemento destacado es la barandilla que, en el piso superior, se reconvierte en mesa de trabajo. Aquí se aloja la mítica Lounge Chair de los Eames o la silla Cesca de Marcel Breuer, y una nueva zona de lectura precede a la terraza con unas poéticas vistas de la ciudad de Barcelona.
Además y afortunadamente, los elementos de arte (de los propietarios), souvenirs de sus viajes y libros aparecen de forma humilde y continuada a lo largo de todas las estancias, dotando de ese punto personal maravilloso a toda la vivienda.
Para más información visiten: Francesc Rifé Studio
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