A la hora de enfrentarse a una reforma, a veces hay que acudir al sota, caballo y rey: retirar falsos techos, tirar tabiques y poner suelos. Sin embargo, pocas veces se dispone de un espacio con tanto potencial como en este proyecto del estudio de arquitectura de MARIAodena Estudi.
Si al retirar el falso techo encuentra una altura libre de 4 metros, y unas maravillosas vigas de madera, está de suerte. Si además, cuenta con un equipo que sabe aprovechar el valor espacial de su vivienda, y potenciar sus virtudes con elegancia y buen gusto, amigo, ya puede estar tranquilo.
Fotografía: Pablo Ávila
Limpio y despejado
El proyecto interviene en un apartamento de 60 m², y una terraza de 8m² en Badalona. La primera decisión fue la de replantear la distribución interior, tirando tabiques y elementos innecesarios, y así permitir que la luz natural encienda el interior. Con la intención de dotar del máximo valor formal al proyecto, con los mínimos recursos, se pretende desde un principio resolver la vivienda como un espacio sencillo, de esquema claro y acabados neutros, sin sobrecargar el interiorismo de ornamentación innecesaria.
Los espacios se estructuran de la manera más funcional, uniendo el salón y el comedor en una única estancia, abierta también a la cocina. Los dormitorios se agrupan en un lateral, y el baño queda alojado tras la cocina, uniendo zonas húmedas y reduciendo costes de fontanería.
Sin miedo a las alturas
La ausencia de particiones y el generoso volumen de espacio libre tras la intervención permite que la luz natural llegue a cada esquina de la casa. El blanco de las paredes y techos envuelve el interior en una atmósfera luminosa y cristalina, y las selectas piezas de mobiliario aportan un toque de seriedad y sofisticación.
Y por si la casa no tuviera suficientes atractivos, la terraza ofrece un último rincón de descanso y luz natural. El suelo de baldosín catalán resulta una solución económica y tradicional, que dota al espacio de un aspecto pintoresco y desenfadado. El tratamiento comedido del espacio exterior imprime autenticidad, sin restarle importancia. Con pocos elementos se consigue adecuar el espacio como continuación del interior, y consiguiente cuidado. Flores, blancos y baño de sol. Poco más.
Un fondo de ladrillo visto marca la antigua línea del falso techo, en un gesto que revela la intención de proteger la historia del edificio, y poner en valor el sistema constructivo original. Las robustas vigas de la cubierta fueron restauradas para convertirse en protagonistas del espacio. El cuidado empleado en el tratamiento de estas piezas, y su marcado contraste con el blanco de la envolvente, atrae la mirada hacia la parte superior de la estancia, haciendo que ésta crezca en holgura.
Apertura y claridad
La cocina es una continuación formal del estilo adoptado en el resto de la vivienda, siendo la única línea de distinción la marcada en el pavimento, con un resistente suelo de microcemento, ideal para zonas húmedas. Los muebles se proyectan lacados en blanco, y la encimera de madera ofrece un trato cercano y doméstico. El falso techo esconde los conductos de ventilación e instalación eléctrica, resolviendo también la iluminación del salón. El amplio ventanal que comunica con la terraza inunda la estancia de luz, y nos acerca al exterior, haciendo que el espacio se perciba con más libertad y desahogo.
Simplemente descansar
Los dormitorios son espacios afables y despejados, en continuidad con el espacio principal gracias a la uniformidad del pavimento laminado. Se instalan falsos techos que de la misma forma que en la cocina, resuelven la instalación de iluminación del salón, asomando focos y lámparas orientables, con cableado oculto tras el tabique. Los interiores optan por la reducción del mobiliario a lo estrictamente necesario, ofreciendo una sencilla pieza integrada, que con un solo gesto resuelve estanterías, mesillas y cabecero de cama. La simplicidad de líneas ofrece un soporte neutro para la colección de pequeñas piezas de arte.
Más con menos
El baño pretende ser lo más práctico y sencillo posible. Con un esquema alargado, se disponen los elementos en una sucesión lógica, alojando la ducha al fondo de la estancia. En pequeños espacios es necesario ser breve y conciso, reduciendo los elementos y optimizando el uso. La combilación de microcemento y alicatado en tonos gris claro, plantea una paleta cromática suave que contribuye a la limpieza visual de la estancia. Lavabo blanco y encimera de acero en negro nos presentan un espacio justo en dimensiones, sí, pero tremendamente elegante.
Sencillo y auténtico
Y por si la casa no tuviera suficientes atractivos, la terraza ofrece un último rincón de descanso y luz natural. El suelo de baldosín catalán resulta una solución económica y tradicional, que dota al espacio de un aspecto pintoresco y desenfadado. El tratamiento comedido del espacio exterior imprime autenticidad, sin restarle importancia. Con pocos elementos se consigue adecuar el espacio como continuación del interior, y consiguiente cuidado. Flores, blancos y baño de sol. Poco más.
Para más información visiten: MARIAodena Estudi
Vía: habitissimo
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