La cocina se convirtió en el centro neurálgico de la vida diaria de esta vivienda madrileña con vistas al paseo de la Castellana, tras la reforma integral realizada por Zooco Estudio. Para su cliente, esta estancia resultaba especialmente importante y por ello se situó físicamente en el centro del espacio, generando un pasillo de circulación, articulando el resto del programa funcional (entrada, dormitorios, baños) y acogiendo también las instalaciones y el cuarto de lavado.
Su sobrio mobiliario armoniza con la sencilla paleta cromática del resto de la casa con colores como el blanco, el roble y el gris en la estructura y en las carpinterías metálicas. Además, sus paredes van generando diferentes soluciones en los espacios circundantes: en la entrada, se convierten en espejo para ampliar visualmente el espacio; en el salón, se convierten en puertas correderas de roble que ofrecen “un alzado cambiante” según el momento del día; en el pasillo, se convierten en un paramento blanco repleto de armarios; y, por último, en el aseo, se transforman en un frente ciego de madera de roble. A estas diferentes soluciones, se suma la estructura de lamas verticales orientables que, en la sala de estar, crean un espacio semi privado de trabajo.
Su sobrio mobiliario armoniza con la sencilla paleta cromática del resto de la casa con colores como el blanco, el roble y el gris en la estructura y en las carpinterías metálicas. Además, sus paredes van generando diferentes soluciones en los espacios circundantes: en la entrada, se convierten en espejo para ampliar visualmente el espacio; en el salón, se convierten en puertas correderas de roble que ofrecen “un alzado cambiante” según el momento del día; en el pasillo, se convierten en un paramento blanco repleto de armarios; y, por último, en el aseo, se transforman en un frente ciego de madera de roble. A estas diferentes soluciones, se suma la estructura de lamas verticales orientables que, en la sala de estar, crean un espacio semi privado de trabajo.
Determinantes también en el diseño son las dos terrazas que abren la vivienda al exterior y permiten que la luz natural bañe el piso. El salón se vuelca a una de ellas mientras que la cocina se abre a la otra, generando entre ambos un espacio intersticial de disfrute. Un halo de la década de los 70 impregna los interiores de la vivienda, en la que resaltan piezas clásicas del diseño nacional e internacional como la lámpara Disa, diseñada por el arquitecto José Antonio Coderch, o el popular pájaro de los Eames.
Para más información visiten: Zooco Estudio
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