En varias ocasiones hemos comentado la importancia de la iluminación y lo útil que resulta para decorar una casa. Sabemos que con ella podemos crear distintos puntos que nos guíen a través de un espacio o que creen un ambiente relajado y agradable mediante una iluminación suave, por ejemplo con un conjunto de distintas lámparas (con un aplique, una lámpara de pie y alguna de suelo). Pero también podemos utilizar otro recurso para crear un ambiente cálido con iluminación tenue que decore a un mismo tiempo: utilizando farolillos. Los hay de muchos tamaños, formas y colores, para todos los gustos y estilos. También podemos utilizarlos sin velas si sólo queremos emplearlos como complementos decorativos.
En los últimos años se han empleado muy frecuentemente en interiorismo, ya sea para viviendas o locales, interiores o jardines y terrazas. Se pueden poner sobre una mesa auxiliar o un aparador, como centro de mesa para la decoración de una boda o cualquier otro evento especial; en el suelo, junto al sofá o en un rincón, si son de un tamaño grande o incluso en los peldaños de una escalera (siempre y cuando ésta sea ancha para no dificultar el paso), en el jardín marcando el camino y hasta en el borde de la piscina para iluminarla en las noches de verano.
En cuanto a los acabados, actualmente hay infinidad de modelos, más o menos clásicos (con pequeñas molduras y crucetas o finos casetones en los cristales), minimalistas de líneas rectas y sin adornos y acabados metálicos (acero cromado o mate), con toques vintage (blancos y desgastados), árabes, con aspecto más natural por su acabado de madera, con grandes asas curvas o simplemente una arandela fija, con una cuerda o un soporte que lo suspende y hasta sin asa.
Si le han gustado los farolillos para decorar su casa, no se olvide de tenerlos en cuenta cuando compre los complementos decorativos.
En los últimos años se han empleado muy frecuentemente en interiorismo, ya sea para viviendas o locales, interiores o jardines y terrazas. Se pueden poner sobre una mesa auxiliar o un aparador, como centro de mesa para la decoración de una boda o cualquier otro evento especial; en el suelo, junto al sofá o en un rincón, si son de un tamaño grande o incluso en los peldaños de una escalera (siempre y cuando ésta sea ancha para no dificultar el paso), en el jardín marcando el camino y hasta en el borde de la piscina para iluminarla en las noches de verano.
En cuanto a los acabados, actualmente hay infinidad de modelos, más o menos clásicos (con pequeñas molduras y crucetas o finos casetones en los cristales), minimalistas de líneas rectas y sin adornos y acabados metálicos (acero cromado o mate), con toques vintage (blancos y desgastados), árabes, con aspecto más natural por su acabado de madera, con grandes asas curvas o simplemente una arandela fija, con una cuerda o un soporte que lo suspende y hasta sin asa.
Si le han gustado los farolillos para decorar su casa, no se olvide de tenerlos en cuenta cuando compre los complementos decorativos.
Vía: Decofilia









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