Lo que en origen era la reparación de unas humedades y filtraciones se transformó, en la rehabilitación integral de este histórico edificio que data de 1860 recuperando su valor original de “pósito pesquero”.
En el momento de la intervención, se comprueba que las diferentes actuaciones realizadas a lo largo del tiempo en el edificio, así como los cambios de uso sufridos en el mismo, han provocado que su estado original, así como la composición y los huecos de su fachada, se encontraran completamente modificados, desvirtuando su imagen inicial para adaptarla a su función actual haciéndolo irreconocible si lo comparamos con su aspecto y concepción original.
Exteriormente los muros estaban recubiertos por diferentes capas de mortero y pintura, interiormente un trasdosado de ladrillo revestido con azulejos, ocultaba los muros originales de sillares y mampostería y dos niveles de falsos techos, colocados a diferentes alturas, no permitían apreciar la estructura original de madera que componía la cubierta del edificio.
Se plantea una redistribución interior de la superficie existente y una pequeña ampliación, que aprovecha las dimensiones del espacio para creando una doble altura, ofrecer la posibilidad de disfrutar del edificio desde puntos de vista desconocidos, situados en distintos niveles y permitiendo poner en valor elementos tan importantes y singulares como la estructura original de madera que conforma la cubierta.
Se lleva a cabo un intenso proceso de limpieza y consolidación con diversas actuaciones para su mantenimiento y recuperación.
En este sentido, exteriormente se eliminan las diferentes capas de mortero y pintura que cubrían la fachada para dejar a la vista los muros de carga de sillería vista con elementos de ladrillo en zócalo, recercados y cornisas.
Se recupera la composición original de los huecos de fachada, eliminando los que se habían generado con el nuevo uso del edificio, en los que había primando la funcionalidad, pero que por su dimensión y ubicación no habían respetado su imagen original.
Se sanea y recupera la teja original del edificio, se dota a la misma del aislamiento y la impermeabilización necesaria para su uso actual y se recupera la imagen exterior de la teja plana.
Se introducen en fachada 2 grandes “portones”, que recuerdan a los almacenes de la época, y sirven para potenciar los accesos al edificio y ocultar e integrar a su vez en la composición de la fachada, los registros de las diferentes acometidas e instalaciones de las compañías suministradoras que deben ubicarse en el cerramiento exterior del mismo.
Dos cajones de chapa metálica pintada en color negro sirven para separar la carpintería de los accesos, respetando los recercados de ladrillo que enmarcaban los huecos originales.
Interiormente se realiza un forjado que separa la construcción del contacto directo con el terreno, para evitar la humedad por ascensión capilar y como pavimento se realiza una solera de hormigón fratasada que le dota de continuidad al mismo.
El nuevo forjado que se ejecuta y constituye el altillo intermedio, se separa a su vez de los sillares y muros de mampostería, respetando así la estructura original del edificio y diferenciándola claramente de la nueva actuación.
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